En 1948 el papa Pío XII preguntaba a un grupo de párrocos preocupados: “¿Por qué a los jóvenes, y al público en general, les apasiona tanto el cine?”. En ese entonces se consideraba un fenómeno de masas que cambiaban la cultura.
En la época actual, el papa León XIV afirma que las películas son una lección de vida en la era del cinismo y de la ironía, son defensa, y anuncian que la vida es maravillosa: no porque esté libre de dolor, sino porque, a pesar de todo, “algunos deciden seguir siendo humanos”.
A mediados de noviembre, el papa León XIV se reunió con el mundo del cine, en una audiencia en el Palacio Apostólico en la Sala Clementina, que contiene frescos del Renacimiento, realizados por artistas como Paul Bril, Giovanni y Cherubino Alberti y Baldassare Croce. El encuentro fue organizado por el Dicasterio para la Cultura y la Educación en colaboración con el Dicasterio para la Comunicación y los Museos Vaticanos.
Ante los cineastas, directores y actores, como Cate Blanchett, Spike Lee, Viggo Mortensen y Monica Bellucci, entre otros, recordó que el cine, con más de cien años de existencia, es un arte “joven, soñador e inquieto”. Reconoció que este ha sabido manifestar realidades profundas, siendo capaz de comprender la vida e interpretarla.
Y les dijo: “Hagan del cine un arte del espíritu”. Y recalcó: “Es hermoso reconocer que cuando la linterna mágica del cine se enciende en la oscuridad, se enciende simultáneamente la mirada del alma. Porque el cine sabe asociar lo que parece ser solo entretenimiento de la aventura espiritual del ser humano”
En este encuentro el papa León XIV respondió a la pregunta de cuáles eran sus películas favoritas, y dijo que son: ‘Qué bello es vivir’, de Frank Capra; ‘Sonrisas y lágrimas’, en México la conocimos como la ‘Novicia Rebelde’ (1965), de Robert Wise; ‘Gente como uno’, de Robert Redford, y ‘La vida es bella’, de Roberto Benigni. El jesuita Antonio Spadaro, director de la revista ‘La Civiltà Cattolica’, señala que “estas cuatro películas muy queridas por León XIV, son muy diferentes en tono, época y estilo, pero componen una especie de tetralogía de la gracia. En cada una de ellas, la bondad aparece frágil, ridícula, anacrónica. Sin embargo, precisamente por eso, la bondad es revolucionaria”.
Argumenta el padre Spadaro que estas películas nos muestran un cine que se convierte en una forma de resistencia espiritual. Capra lo hace a través de la comunidad; Wise, mediante la música; Redford, vía la vulnerabilidad; Benigni, a través de la fantasía. Sin embargo, todos hablan del mismo milagro: “el de quienes, a pesar de saber que el mundo es injusto, deciden seguir siendo buenos”.
En ese sentido, el papa León XIV reflexionó que a lo largo de su historia el cine ha contribuido de muchas formas a la sociedad, y destacó su capacidad para “ayudar al espectador a volver a sí mismo, a mirar con nuevos ojos la complejidad de su propia experiencia, a volver a ver el mundo como si fuera la primera vez”.
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