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Bosque de niebla, en riesgo por incendios

EN LLAMAS. Desde la semana pasada se registran incendios en los bosques de este tipo ubicados al sur de Jalisco. (Foto: Agustín del Castillo)

La presencia creciente de fuego en los bosques mesófilos de montaña, biológicamente los más diversos de Jalisco, pero con una distribución reducida, apenas unas 46 mil hectáreas o 1.1 por ciento de la superficie boscosa de la entidad, es una amenaza directa para su permanencia, advierten investigadores del Instituto Manantlán de Ecología y Conservación de la Biodiversidad (Imecbio).

En el caso de que el régimen de incendios se torne frecuente, lleva a la desaparición progresiva de este tipo de coberturas, mientras es la oportunidad de las florestas de pino y encino. La desaparición del bosque de niebla lleva a la posible extinción de muchas especies únicas, caso de los arces de Talpa y Manantlán, únicos en el mundo (Acer binzayedii), o del oyamel de Jalisco enclavado en el Nevado de Colima (Abies colimensis).

En esta temporada, estos bosques han estado sometidos a fuego, derivado de las condiciones climáticas adversas y el manejo deficiente de los bosques, donde predominan las mafias forestales y la autoridad tiene escasa presencia.

“El régimen potencial característico de incendios de los bosques mesófilos de montaña es de incendios raros u ocasionales, limitados por la humedad, superficiales, ligeros y de severidad mixta a alta, similar al de las selvas altas perennifolias. En este tipo de régimen, los incendios que llegan a ocurrir modifican la estructura de la vegetación formando claros con un microclima más seco que el del interior del bosque y causan la acumulación de hojarasca y residuos leñosos por la mortalidad de árboles, lo cual crea condiciones favorables para la propagación de nuevos incendios, cuyos efectos son aún más severos”, señalan en Ecología y manejo de los bosques mesófilos de montaña en México, los investigadores Enrique Jardel Peláez, Ramón Cuevas Guzmán, Ana Luisa Santiago Pérez y Juan Manuel Rodríguez-Gómez. 

Cuando se presentan varios incendios sucesivos en los bosques mesófilos de montaña, los investigadores añaden que pueden llevar a su remplazo por bosques de pino-encino, cuyas camas de combustible son altamente inflamables; esto puede producir un cambio de régimen con incendios más frecuentes, que favorecen la persistencia de los pinos, resistentes al fuego superficial y con capacidad de establecerse en los claros. 

A la inversa, “cuando ocurren periodos de varios años sin incendio en bosques de pino-encino contiguos a bosques mesófilos de montaña, en zonas con condiciones húmedas o muy húmedas por el clima o la geoforma, las especies arbóreas del mesófilo pueden colonizar y establecerse en el sotobosque (vegetación formada por matas y arbustos que crece bajo los árboles de un bosque o monte) de los pinares.

LIMITAN DISTRIBUCIÓN

Tanto Talpa como Manantlán y el Nevado de Colima, de Jalisco, corresponden a la vertiente del Pacífico, donde predomina un “régimen de incendios frecuentes, superficiales, de baja severidad, característico de los bosques de pinos y encinos (…) este régimen de incendios limita la distribución espacial de los bosques mesófilos, que quedan confinados a unidades geomorfológicas húmedas (barrancas, cañadas y hondonadas), que funcionan como refugios del fuego. Dado que los regímenes de incendios están controlados a escala del paisaje por el clima, se predice que el calentamiento global aumentará la actividad de incendios; esto acrecentará la vulnerabilidad de los bosques mesófilos de montaña a los siniestros y puede favorecer su remplazo por pinares y encinares”. 

Tomando esto en consideración, “el manejo del fuego es fundamental para la conservación de los bosques mesófilos de montaña. En las zonas muy húmedas, la combinación de la fragmentación causada por la deforestación, una mayor frecuencia de igniciones debidas a quemas de desmonte y los efectos del cambio climático, puede inducir un cambio en el régimen de incendios, que provocaría, a su vez, el remplazo de los bosques de niebla; en las zonas húmedas, la vulnerabilidad del bosque mesófilo de montaña al fuego es mayor”.

Bajo estas evidencias, concluyen los científicos, es fundamental “señalar los siguientes aspectos clave para el manejo de esta formación vegetal: uno, su conservación en áreas protegidas o mediante otros instrumentos de gestión del territorio; dos, el manejo de la matriz del paisaje circundante; tres, el manejo del fuego; cuatro, el aprovechamiento sustentable de recursos naturales en sistemas de producción silvícola y agroforestal; cinco, la restauración ecológica o la rehabilitación productiva de áreas transformadas o degradadas ocupadas originalmente por bosques mesófilos de montaña y, por último, el manejo en el contexto de la mitigación y adaptación al cambio climático global”.

Un bosque residual

  •  1.1% de la superficie boscosa de Jalisco es mesófilo de montaña o “de niebla”, esto es, 46 mil hectáreas (ha), de un total de cerca de 4.2 millones de ha
  •  Los bosques mesófilos de montaña contienen una diversidad biológica altísima: se calcula que ejemplares de cerca de un tercio de la flora de México habita allí, en apenas 2 por ciento de la superficie boscosa

EN EL PARQUE ESTATAL. El incendio comenzó la semana pasada.
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Bosque de arce, ahora es “más vulnerable”

El reciente paso del fuego sobre el Parque Estatal Bosque de Arce, una cañada de la Sierra Madre del Sur donde sobreviven al menos 40 especies vegetales bajo diversas categorías de riesgo, ha dejado una umbría con menos sombras, con menos bosques de pino y encino periféricos para amortiguamiento de extremos climáticos, con un fuerte estrés por el calor y, en síntesis, “más vulnerable”.

Ese es el diagnóstico preliminar de Yalma Vargas Rodríguez, la especialista botánica que descubrió y documentó este espacio para la ciencia hace menos de 20 años, junto con otros investigadores. Es la misma especialista que encabezó otro equipo de trabajo que demostró que la especie de arce o maple que allí habita es única en el mundo, pues sólo habita en estas barranca de Talpa de Allende y en la sierra de Manantlán, ambos en Jalisco: el Acer binzayedii, clasificado en “peligro crítico” de extinción en la lista roja de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN).

La postgraduada de la Universidad Estatal de Luisiana, Estados Unidos, entregó a NTR un diagnóstico inicial de daños por el fuego, que demoró en la zona casi cuatro días durante la segunda semana de mayo; tras recorrer el bosque mesófilo de montaña, ubicó dos polígonos de afectación.

El primero “en la parte baja de la cañada, en Paso Hondo. La composición de especies en esta zona es diferente a la zona de mayor elevación, donde está el arce. Es una zona de mayor humedad. Se tiene registro de al menos dos especies endémicas, y otros árboles de afinidad tropical que están en la lista roja, como Matudaea trinervia, considerada vulnerable. La población de Matudaea ya había disminuido como consecuencia de la apertura de la carretera”. La segunda, en la “parte alta, zona adyacente al arce. Especies tales como Ostrya virginiana y Magnolia pacifica tuvieron mayor afectación”.

El fuego “quedó detenido por la brecha en la zona del arce. Sin embargo, los árboles de Acer que están a lo largo de la brecha tienen parte de sus hojas secas. Al interior del bosque, el incremento de temperatura y pérdida de humedad provocó que los arces tiraran una considerable cantidad de hojas. Otros árboles como la Ostrya, tiraron frutos inmaduros. Desde hace años se había observado algunos arces estableciéndose en el pino y encino del otro lado de la brecha, sin embargo ya desaparecieron con el fuego”.

A corto plazo, “el incendio puede afectar la producción de frutos y la germinación y establecimiento de plántulas de dos maneras: uno, los cambios en temperatura y humedad conducen a cambios en el patrón de floración del arce. Un mismo árbol en condiciones "normales" tiene una secuencia de floración, produciendo flores masculinas-femeninas-masculinas. Bajo condiciones de estrés, como es el fuego, cambia su floración, ya sea produciendo solo flores masculinas o solo femeninas, y por lo tanto no hay fructificación. Además del arce, existen otras especies de arbustos que tienen una estrategia de floración similar al arce, y que también son afectados. Cabe señalar que dichas especies producen frutos que consumen algunas aves”.

La parte alta de la cañada, “donde está el nacimiento del agua del arroyo, está afectada por el fuego (además de que continúa la tala, se escuchaba la motosierra) y no tiene agua. Dependiendo de la cantidad de lluvia de los próximos meses, será la afectación a la capacidad de germinar y crecer de las semillas de los árboles a lo largo de la cañada”.

Dos, “debido al fuego, se perdió la cobertura vegetal (pino, encino) de la zona adyacente al mesófilo con arce. Esta pérdida incrementa la probabilidad de que el impacto de huracanes sea mayor y negativo. Aunque ya se documentó que los huracanes de baja intensidad podrían tener un efecto positivo para el establecimiento del arce, los huracanes, aun siendo de baja intensidad podrán impactar de manera negativa al arce y a otros árboles del sitio, debido a que no tienen la vegetación de pino-encino que los amortiguaba”.

De manera que “aunque los daños en los árboles son más notorios e impactantes, la pérdida de hojarasca y materia orgánica en la parte alta de la cañada y alrededores, afecta la dinámica de nutrientes del bosque, y tiene un efecto cascada en el ecosistema. Un suelo de bosque mesófilo sin materia orgánica y humedad no permitirá el establecimiento de plántulas nuevas”.

Así, “a pesar de la capacidad de resiliencia del bosque mesófilo, la tendencia de incremento de la temperatura ambiental y la pérdida de la vegetación adyacente que amortigua las condiciones microambientales, hace que se incremente la vulnerabilidad del bosque”, concluye.

 LUEGO DE LAS LLAMAS. El objetivo de los estudios es evitar problemas en el temporal, precisa el primer edil de Tlajomulco.
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Analizan riesgo de deslaves tras llamas

Luego de los tres incendios que se han registrado en el paraje Los Asadores, en el bosque La Primavera, la Dirección de Medio Ambiente de Tlajomulco analiza la condición del suelo para evitar que durante la próxima temporada de lluvias se registren deslaves en perjuicio de asentamientos humanos ubicados montaña abajo, a propósito de la pérdida de vegetación herbácea que entre sus funciones tiene la retención del suelo.

De acuerdo con el alcalde Salvador Zamora Zamora, tanto la dependencia referida como la Unidad de Rescate de Fauna Silvestre realizan trabajos en la zona relacionados con valoración del ecosistema y colocación de fuentes de agua para la fauna que ha regresado después del siniestro más agresivo, registrado el 12 de abril y el cual alcanzó mil 900 hectáreas.

“Estamos haciendo estudios en suelo para ver la afectación que tuvo el incendio y cómo están los suelos. Estamos haciendo desazolve en todos los canales, en los vasos reguladores para evitar cualquier alud o azolve que se pueda dar debido a la afectación en el bosque, es decir, estamos haciendo muchos trabajos de contención para evitar cualquier desastre”, detalló.

“Ahorita el primer dictamen que nos hacen de arranque (indica) evitar sembrar árboles en este año, que es el de mayor fragilidad porque nos puede generar un serio problema, porque se viene el Día Mundial de Medio Ambiente el día 5 de junio y todo mundo se pone a sembrar árboles y después nadie los cuida (...) En esa zona habrá que rescatar el suelo, tratar de hacer medidas de mitigación”, señaló.

También se le planteó al alcalde la petición lanzada por la asociación civil Anillo Primavera para establecer una zona de amortiguamiento en la periferia del bosque y reducir su vulnerabilidad ante las actividades humanas que la presionan, a lo que respondió que sí se contempla en los Planes Parciales y en la actualización del Plan de Ordenamiento Ecológico Territorial.

“Se ha planteado el tema de la expropiación, aunque eso le compete al gobierno del estado, el gobierno municipal no tiene capacidad de expropiar un terreno de esa magnitud y el estado está explorando esa posibilidad”, comentó el edil. 

“Estamos a algunos días de aprobar el nuevo programa de ordenamiento ecológico que prevé la delimitación del bosque (...) se va a los límites del Cerro del Tajo y Totoltepec, que finalmente sigue siendo un atractivo para inversionistas privados que quieren construir en esa zona, nosotros no lo vamos a permitir”, añadió. 

Debido a que ya se han registrado deslaves que han afectado a viviendas a causa de la degradación de los ecosistemas cercanos por incendios, el alcalde señaló se tomarán medidas para que esto no ocurra en Tlajomulco durante las lluvias. Violeta Meléndez

JJ/I