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Salida de Urzúa acentúa fractura en México

Renunció Urzúa como secretario de Hacienda y se acentuó la fractura de nuestro país.

México está siendo continuamente desgarrado por dos fuerzas que tiran en direcciones opuestas. Ambas con sus cargas ideológicas, con sus héroes y sus monstruos. En un lado está la fuerza de la 4T alimentada por las esperanzas de medio México, con AMLO como profeta, con la corrupción como dragón a vencer y con grandes ambiciones, pero sin una hoja de ruta clara. En el otro lado está la fuerza del miedo, alimentado por las decisiones de AMLO que debilitan la democracia o ponen en riesgo a la economía. Esta fuerza influye en decisiones que mueven mercados, inversiones y empleos.

En medio de estas dos fuerzas hay actores sensatos, como Urzúa o Ebrard, que han tratado, nos gusten más o menos sus estilos, de tender puentes y evitar que la fractura crezca. No es tarea fácil conciliar las ideas a veces quijotescas de la 4T con un plan sustentado en datos que dé certeza a quienes estén involucrados, sean servidores públicos, inversionistas, proveedores, trabajadores o ciudadanos.

Sin estos actores, la fractura puede volverse irreversible. Si la cruzada de la 4T se aleja demasiado del umbral de tolerancia de quienes tienen miedo, sea por irresponsabilidad financiera o transgresiones serias al estado de derecho, lo que sigue es una crisis económica con potencial de crisis social porque estaremos más divididos que nunca.

Ya las estadísticas de este año en términos de crecimiento económico, inversiones, creación de empleo e inseguridad están encendiendo focos rojos. Las decisiones del presidente de no ir al G-20 ni a la cumbre de la Alianza del Pacífico proyectan falta de interés por conectar con el mundo. Las bajadas de calificación crediticia de México y Pemex reflejan falta de confianza de los mercados internacionales.

En este sentido, es buena noticia que sea Arturo Herrera quien sustituye a Urzúa como titular de la SHCP. Él también es un actor sensato que puede conciliar las fuerzas opuestas de la 4T y el miedo.

La pregunta es, ¿cuánto va a aguantar en esa imposible posición? Si esas dos fuerzas siguen tirando cada vez con más intensidad en direcciones contrarias no habrá pegamento que sirva.

El presidente y su círculo más cercano tienen la responsabilidad de hacerse cargo de esta fractura insostenible.

Un gobierno solo no puede hacer una transformación tan significativa como la que busca AMLO. Necesita de buenas instituciones, de empresas nacionales y extranjeras, de la sociedad civil, de gobiernos regionales y de acciones coordinadas con la comunidad internacional. Sin un buen liderazgo que escuche y coordine a todas estas voces no se va a conseguir avanzar… y en algún momento el enorme bono de aprobación de los ciudadanos se va a erosionar.

Quizás se pueda aprender de otros líderes de izquierda que, aunque no todos salieron libres de mancha, consiguieron consensos para empujar transformaciones en sus países. Se me ocurre citar a Felipe González, que consiguió poner de acuerdo a las “dos Españas” tras la dictadura de Franco. También es buen ejemplo Ricardo Lagos, pieza fundamental en la concertación de partidos chilenos para devolver a Chile a la democracia después de la era Pinochet e introducir un socialismo moderno. Incluso Lula, a pesar del mugrero que salió a la luz con la Operación Lava Jato, consiguió hacer reformas sociales y económicas muy potentes en Brasil manteniendo amplios consensos con distintos sectores de la sociedad. Finalmente está Pepe Mujica, que supo conciliar políticas sociales agresivas con una mayor integración con los países de la región y abordar retos globales como el narcotráfico y la diversificación energética.

@ortegarance

JJ/I