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La salida de Macedonio, dudas sin aclarar

Será muy difícil que los jaliscienses conozcamos la verdad de lo que motivó la salida de Macedonio Tamez Guajardo de la Coordinación General de Seguridad Pública. El argumento de las metas alcanzadas nadie lo cree. ¿Por qué habría que cambiar a quien ofrece buenos resultados? 

Al tratarse de temas de seguridad y, seguramente mezclados con asuntos internos en el gabinete de Enrique Alfaro Ramírez, la única certeza es que no habrá una explicación real, que escucharemos muchos trascendidos y que finalmente Tamez Guajardo se desdibujará en el equipo del gobernador y, si acaso, recibirá alguna candidatura el próximo año como compensación. 

Al confirmar la salida de Tamez Guajardo, un día después de que ya todos los medios de comunicación lo dieron como un hecho y nadie en el gobierno del estado lo desmintió, el gobernador y el ex funcionario trataron de lanzar señales de un cambio pactado. 

Pero el mismo día en que un trascendido en el periódico Mural adelantó su salida, Macedonio Tamez escribió en su cuenta de Twitter una frase de Carl Rogers: “Me doy cuenta que si fuera estable, prudente y estático, viviría en la muerte. Por consiguiente, acepto la confusión, la incertidumbre, el miedo y los altibajos emocionales, porque ese es el precio que estoy dispuesto a pagar por una vida fluida, perpleja y excitante”. 

Esa publicación no muestra a un Macedonio Tamez contento por el reconocimiento a su trabajo. Es absurda su salida como premio por haber cumplido con todo lo que le encargaron. Además, con los problemas de inseguridad que enfrenta el estado, nunca se podrá decir que se alcanzaron las metas. 

El silencio que guardaron las autoridades el mismo día que se conoció que Macedonio Tamez dejaría su cargo, abrió la puerta a las especulaciones. Personas cercanas al doctor aseguraron que se iba contra su voluntad y porque así se lo había pedido el gobernador. Esa versión suena más lógica. 

Pero la duda se mantiene sobre las razones de fondo. Ligar el caso de Macedonio Tamez a los hechos ocurridos el 5 de junio, con la desaparición forzada de decenas de jóvenes, no tiene sentido. Los elementos que cometieron el presunto delito no dependen de él, sino de Gerardo Octavio Solís Gómez. Y quien conoce cómo trabaja el fiscal general, saben que no permitiría que el ex coordinador de seguridad se metiera en su trabajo. 

En el gabinete se asegura, de hecho, que la relación entre Solís Gómez y Tamez Guajardo no era precisamente de amistad. 

Una opción sería el deterioro de la relación entre el gobernador y el ex coordinador. De hecho, hubo más de algún incidente en que las diferencias entre ambos fueron evidentes. Una de las más importantes se registró cuando Enrique Alfaro pretendía que las tiendas de conveniencia instalaran arcos detectores de metales y cámaras de seguridad ligadas al C5, para apoyar en la detención de ladrones. Cuentan que la implementación se la encargó precisamente a Macedonio Tamez, quien se topó con que la mayoría los propietarios de las tiendas no tenían las condiciones económicas para hacer frente a esa exigencia. Testigos relatan que cuando lo expuso, en una reunión en la que había alcaldes y funcionarios federales, Alfaro Ramírez explotó. 

Sea real o no, lo cierto es que la agenda de seguridad se ha visto rebasada por la de salud, pero eso no hace que deje de ser importante. Al confirmar la salida de Macedonio Tamez, el gobernador presentó cifras sobre la baja en los delitos, descartando que tuviera alguna relación con el confinamiento por la pandemia. Sin embargo, los homicidios siguen registrándose todos los días y el dato de desapariciones que ayer dio a conocer la Secretaría de Gobernación, poniendo a Jalisco en el segundo lugar nacional, muestra que todavía falta mucho para decir que se cumplió. 

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