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Autoestima

“Tanto si crees que puedes, como si crees que no puedes, estás en lo cierto” 

 Henry Ford 

  

El obsoleto sistema público de salud en México tiene entre sus muchos problemas una insuficiente cobertura, escasez de medicamentos y abandono de los servicios de salud mental. Esto último persiste pese a que la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que “no hay salud sin salud mental”. 

Ante ese escenario, hay que apuntar que los servicios de asesoría psicológica y psicoterapia son totalmente insuficientes y que los servicios de prevención de los problemas psicológicos y los de promoción de la salud mental son casi inexistentes. 

En el caso de los servicios de promoción de la salud mental, sería extraordinariamente importante trabajar sistemática y consistentemente para fortalecer la autoestima de las y los mexicanos. 

Fortalecer la autoestima de una persona no es promover el narcisismo y la egolatría, el “enamoramiento” ciego y desenfrenado por el yo. La autoestima es una necesidad psicológica básica, como lo es el agua, el aire y los alimentos para el cuerpo. Es la capacidad genuina de reconocer, sin vergüenza ni temor, las fortalezas y virtudes que poseemos e integrarlas al desarrollo de nuestra vida y volcarlas a los demás de manera efectiva y compasiva. Es quererse a uno mismo y también es propiciar la autoconservación sana y procurarse el mayor placer posible y salud.  

Es considerarse digno de ser feliz por el sólo hecho y sin más razón que la de estar vivo. Es estar dispuesto a estar consciente de que somos capaces de ser competentes para enfrentar a los desafíos básicos de la vida y de que somos merecedores de felicidad. 

Los beneficios de una adecuada autoestima se reflejan en muchos campos de la vida cotidiana. Por ejemplo, nos fortalece; nos da energía; nos anima a tener éxitos; nos permite disfrutar y estar orgullosos de nuestros logros; nos hace buscar el desafío y el estímulo por los objetivos difíciles y que merecen la pena; nos ayuda a recuperarnos más rápidamente de una caída o fracaso, y nos energetiza para iniciar de nuevo. 

Las adversidades no detienen a las personas que tienen confianza en sí mismas en un proyecto educativo, laboral o social. Los fracasos en una relación sentimental o en un matrimonio no devastan el ego de una persona con autoestima ni la alejan de la búsqueda de amor e intimidad. 

Por estas y muchas razones más: ¡Que importante sería que las y los mexicanos desarrolláramos adecuadamente nuestra autoestima! 

¡Nuestro país sería otro! 

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jl/I