El día de ayer tuve la oportunidad de participar en el Congreso Jalisco Academy 2025, en el que participan cerca de 80 mil profesoras y profesores, personal directivo, psicólogas y psicólogos, entre otros profesionales que participan presencial y virtualmente, y la verdad es que me emociono mucho ser testigo del enorme interés de todas ellas y ellos por actualizarse y desarrollar nuevos conocimientos, habilidades y actitudes en beneficio de las y los estudiantes que atienden a través de las distintas dependencias de la Secretaría de Educación Jalisco (SEJ).
Estoy totalmente de acuerdo con Nelson Mandela cuando afirmó: “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”, y vaya que es necesario y urgente cambiar México, y particularmente Jalisco.
Convencido estoy de que son insostenibles las situaciones de violencia generalizada; de precariedad e inestabilidad económica; de los altos niveles de marginación social; de las limitaciones para conseguir vivienda digna; de deterioro ambiental; de dependencia científico-tecnológica; de los cuestionables estados de salud integral de las y los mexicanos, entre otras.
Tengo claro que para que un país logre un desarrollo integral, armónico, esperanzador y de bienestar, entre otros factores, debe caracterizarse por tener: cobertura universal y de calidad de los servicios integrales de salud; cobertura universal y de calidad de los servicios educativos; oportunidades laborales dignas, bien pagadas y con certidumbre; estabilidad económica, crecimiento sostenible y la eficiencia en la asignación de recursos económicos; seguridad ciudadana; libertad, y democracia.
En el caso de la educación, entiendo que se han hecho significativos esfuerzos gubernamentales para resolver lo de la cobertura universal (que todavía falta por atender a muchas niñas, niños y adolescentes), pero lo cierto es que en el aspecto de la calidad hay muchos pendientes que no permiten avanzar más.
Si tenemos claro las complicadas situaciones y problemáticas emocionales y psicosociales que están enfrentando y viviendo las niñas, niños y adolescentes, es urgente y de alta prioridad el que los modelos educativos estatal y nacional se transformen para asegurar la participación en todos los turnos de todas las escuelas de educación básica de equipos de psicólogas y psicólogos (con los profesionales de la psicología que tenemos no basta). Ello permitiría que trabajen coordinada y eficazmente con las y los profesores para atender adecuadamente a las y los alumnos y a las madres y padres de familia, lo que ya es un reclamo mundial.
Claro que implica invertir más recursos económicos, pero es la mejor inversión que se puede hacer.
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