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La complicada vida de las personas cuidadoras

En mi vida profesional y de participación en una organización no gubernamental en muchas ocasiones he conocido mujeres y hombres que durante años, aparte de trabajar y desarrollar otras actividades cotidianas, tienen que cuidar constantemente a una o varias personas familiares dependientes: con discapacidad, adulta mayor, con enfermedades crónico–degenerativas y, en numerosos casos, hijos pequeños. 

Generalmente reportan que el trabajo de cuidados lo realizan de lunes a domingo, a cualquier hora (en no pocas veces les despiertan en la noche para solicitarles atención) y en la gran mayoría de ocasiones este trabajo de cuidados lo llevan a cabo sin la participación significativa de otros familiares, quienes argumentan que trabajan, que tienen que atender a su familia, que no tienen tiempo, entre otras “justificaciones”.

Obviamente ello les ha llevado a un cansancio crónico, a un desgaste acelerado, a desarrollar enfermedades, a tener conflictos entre cuidar y trabajar y/o estudiar hasta perder el sentido de su vida.

Todo ello, a su vez, les lleva a tener actitudes agresivas contra la persona que cuida y luego sentimientos de culpa. Sienten que no cuidan o que no lo hacen bien y con la abnegación que deberían y que son malas madres o malas hijas.

Porque lo que también es cierto es que la inmensa mayoría de las personas que cuidan a una persona dependiente son mujeres; los hombres difícilmente se involucran en los cuidados.

La reforma a la Ley General de Salud en materia de Salud Mental y Adicciones del año 2022 establece que el mejor lugar para una persona con discapacidad mental o cognitiva es con su familia y que salvo una crisis o urgencia no tienen porque estar en un hospital psiquiátrico (en muchos casos también los familiares les abandonan en los hospitales, asilos o, francamente, les dejan a su suerte en la calle). La reforma suena bien y el gobierno federal, los estatales y hasta los municipales han implementado programas de pequeños apoyos económicos a personas cuidadoras, pero eso no resuelve su complicada situación. Se requieren apoyos integrales para las personas cuidadoras de personas dependientes.

Por ello, el próximo 5 de noviembre, que se conmemora el Día Internacional de las Personas Cuidadoras, en los discursos de las autoridades en torno a ello y en la aprobación del presupuesto de egresos para el año 2026, se requiere del inicio de la implementación de acciones de un sistema integral de cuidados. Si no es así, seguirá la injusticia.

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