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Tan lejos de Dios…

El pasado 9 de diciembre murieron al menos 57 personas en un accidente de tráiler que transportaba más de 160 personas en una de las peores tragedias de migrantes en nuestro país. Esto puso al descubierto no sólo la evidente incapacidad de las autoridades responsables, sino también la ausencia de una política migratoria sólida y conveniente. Si bien este problema ha estado presente desde antes del inicio del actual gobierno federal, en este se ha agudizado desde su inicio. 

La frase del periodista regio Nemesio García Naranjo (erróneamente atribuida a Porfirio Díaz): “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”), que AMLO modificó: “Bendito México, tan cerca de Dios y no tan lejos de Estados Unidos” en el desayuno del Diálogo de Alto Nivel de Seguridad con el secretario de Estado, Antony Blinken. Esta es la maldición/bendición de ser vecino de los Estados Unidos: los connacionales que radican en ese país son más de 36 millones, que emigraron en la búsqueda de mejor calidad de vida que en México no encontraron y ahora contribuyen con recursos que mediante remesas llegan a nuestro país y cada día alcanzan niveles históricos. 

El problema de la migración está presente en la agenda de ambos países; sin embargo, la política migratoria en México es reactiva a las disposiciones de las autoridades de Estados Unidos. Trump no solo basó su campaña atacado la migración ilegal desde México, sino también –ya como titular del Poder Ejecutivo– amenazó con aumentar los aranceles si nuestro país no disminuía el flujo de migrantes a ese país. Ipso facto, más de 20 mil miembros de la Guardia Nacional fueron desplegados en la frontera sur para contener a los migrantes provenientes principalmente de Centroamérica y de Haití. 

Es muy seguro que el despido de Tonatiuh Guillén, titular del Instituto Nacional de Migración, tuvo que ver con su desacuerdo con la política de endurecimiento de la contención del gobierno federal. En primera instancia, se manejó como renuncia; sin embargo, el propio presidente aceptó que él mismo pidió su renuncia y en su lugar nombró a Francisco Garduño (lo cual se entiende, Guillén, más académico y Garduño, especialista en cuestiones de seguridad). 

Sin protocolos ni estrategias definidas, la Guardia Nacional ha tenido diferentes desencuentros con los migrantes y, por desgracia, esto ha producido no solo maltrato, sino heridos y muertes en el intento por impedir su tránsito por el territorio nacional. Los migrantes del sur vienen huyendo de la pobreza, la violencia y la inseguridad que impera en sus respectivos países y, por desgracia, en nuestro país también son extorsionados, asaltados y, en ocasiones, asesinados por coyotes y polleros que, muchas veces al amparo de las autoridades policiacas o de migración, son trasladados en condiciones inhumanas. Por desgracia, nuestros connacionales también intentan llegar al “otro lado”, por las mismas razones y en las mismas condiciones que los migrantes centroamericanos. 

Con el programa Quédate en México consintió ser “tercer país seguro”, lo que significa problemas graves para las ciudades fronterizas, donde el hacinamiento de miles de migrantes los enfrentará a serios problemas de salud, violencia y discriminación. Pero eso sí, paladín de la política de “no intervención”, AMLO amenaza movilizar a migrantes mexicanos en EUA para “no apoyar” al partido que vote en contra de una reforma migratoria favorable, cuando nuestro país adolece de lo mismo que se exige, acostumbrado a echar culpas, menos aceptar sus propias omisiones en la materia. 

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jl/I