INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

India incluyente

La “independencia” de India del Imperio británico data de 1947; el uso de las comillas es una reacción escéptica al término. La República de la India, cómo oficialmente se le conoce al segundo país soberano más poblado de la orbe, presume más de 70 años de independencia del Imperio británico, sin embargo, la lucha por deshacerse de los lastres heredados continúa.

Este jueves la India ha ganado otra batalla contra los fantasmas de Gran Bretaña. Cinco magistrados de la sala del Tribunal Supremo de India han decidido, de manera unánime, la despenalización de la homosexualidad entre personas adultas. La sentencia del Tribunal Supremo revocó la ley victoriana, que databa del siglo 19 y establecía que “el acceso carnal contra natura con un hombre, mujer o animal, será penado con prisión de por vida, o con prisión por término o que podrá extenderse a 10 años y una multa”.

Más allá de la drasticidad del artículo 377 del Código Penal de India, que se inspira en la Ley de Sodomía de Enrique VII, la diferencia de la India con otros Estados que han despenalizado la homosexualidad es que en la cultura hindú, de tradición milenaria, abraza la fluidez de las identidades de géneros y sus relaciones sexuales, incluidos dioses y semidioses.

Para muestra, y como dato cultural, el complejo arquitectónico de Khajuraho, considerado patrimonio cultural de la humanidad por la UNESCO, cuenta con figuras eróticas explícitas practicando diversas actividades sexuales en grupos, entre hombres, mujeres e, incluso animales.

Puesto de otro modo, la homosexualidad, a pesar de tratarse de un país patriarcal y machista como la India, siempre ha sido parte de este país asiático. La herencia “puritana” es otro de los lastres imperialistas que no sólo explotaron la región sino que dejaron atrás un rompecabezas difícil de descifrar.

Otro punto a destacar, el cual podemos aplicar en cualquier región de escenario internacional, es que las ideas son importantes en la medida en la que cuentan con la presión de las fuerzas sociales, de lo contrario son elementos al borde de la muerte, carentes de visión y dirección.

Lo mismo puede suceder con los movimientos ciudadanos. Las fuerzas sociales y las ideas son importantes si y sólo si van de la mano, si las acciones coordinadas no tienen como sustento ideales concretos y reflexivos caminarán al vacío, al igual que las ideas que no son abrazadas por la colectividad.

Aplaudir el acontecimiento no significa que se ignoren los retos  que aún tiene la India, sin embargo, esperemos que los lastres sigan cayendo y que este “sub-continente” como a veces se le es denominado continúe siendo heraldo de buenas noticias. Mi optimismo no descansa en el vacío, ya que, en los últimos cuatro años India ha llevado a cabo más reformas que en los anteriores 40.

[email protected]

JJ/I