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Sufrimiento social y los gobernantes

Una de las posibles vías para diseñar estrategias públicas que generen bienestar en la población, en las familias, es identificar las problemáticas que más sufren amplios sectores. Enfocarse primero en el dolor social. Conocer esas situaciones que más lastiman colectivamente o que tienden a lastimar. De ahí, el siguiente paso es impulsar las medidas que, al contrario, restañen lastimaduras, prevengan daños mayores, eduquen sobre cómo reaccionar ante situaciones similares. En sí, centrarse en las soluciones. Es transitar del sufrimiento social a un bienestar social, en un proceso donde los afectados y sus comunidades participen en su desarrollo, en especial los más pobres o marginados. También es evitar que el dolor masivo se convierta en sufrimiento masivo, donde el primero es físico, pero el segundo daña de forma integral y profunda.

Una presuposición es que el dolor se manifiesta durante la vida del ser humano y es inevitable, pero el sufrimiento es una penalidad más grave, que incluye lo emocional, que puede hundir más, y requiere la intervención saludable del Estado. Porque fomentar el bienestar individual y colectivo es un derecho humano que está obligado el Estado a garantizar y aumentar.

¿Qué es lo que más lastima el bienestar de los jaliscienses? En primer lugar, las desapariciones de personas, desde las ausencias voluntarias hasta las privaciones ilegales de la libertad cometidas por particulares, como los grupos delictivos, y las que son forzadas, por la participación de agentes del Estado. Los causantes destrozan la vida de los desaparecidos y de sus personas cercanas. A la par hieren al conjunto social y acentúan la vulnerabilidad, al comprobarse una y otra vez que no se ubica el paradero de otras personas, y que cualquiera es susceptible de ser arrojado a la nada, atizada por la ineficiencia de las autoridades y la cruel impunidad. Las desapariciones son espadas de Damocles que penden sobre cualquier jalisciense. Que los desaparecidos se reencuentren con sus familias tendría que ser prioridad para las futuras administraciones federal, estatal y municipales.

Vinculada a lo anterior, continúan acumulándose sufrimientos entre los jaliscienses por la negada y matizada inseguridad pública. Feminicidios, homicidios dolosos, masacres, asaltos con violencia, fosas clandestinas, etcétera, tienen a Jalisco sumido en una crisis. Lo hecho ha sido insuficiente. Las cifras manipuladas por el gobierno estatal ocultan el sufrimiento social.

Otro problema es el abastecimiento de agua, acentuado por la sequía, entre otros factores. Carecer de ese líquido, en buenas condiciones, atenta contra la vida, la economía, el presente. Añadamos los problemas ambientales gravísimos: bosques incendiados, ríos como el Santiago muertos, aire metropolitano contaminado, basurales que dañan comunidades como sucede en Zapopan y Tonalá, etcétera.

También es relevante garantizar empleos seguros, con sueldos suficientes y mejores condiciones laborales. Otro factor de sufrimiento es la salud en general, incluida la mental, deteriorada todavía más luego de la pandemia de Covid-19, y las diversas problemáticas que padecen jóvenes en el campo de la educación.

Evidentemente hay más prioridades, como proteger la flora y la fauna de la entidad, nuestras compañías en un mundo donde vamos en el mismo barco. ¿Cuáles propuestas de las siguientes autoridades son viables? Disminuir entre todos el sufrimiento colectivo nos hace más humanos.

X: @SergioRenedDios

jl/I