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El terrible costo de cuatro partidos

Corría el año 2009. En la presidencia municipal de Guadalajara acababa de instalarse una nueva generación de jóvenes políticos que desplazó a Emilio González Márquez y a su candidato Jorge Salinas. Eran conocidos como los Aristogatos, cercanos al hijo del magistrado Leonel Sandoval. Todo parecía jugar a su favor: un aspirante presidencial bien posicionado, Enrique Peña Nieto, y en Jalisco, el camino abierto para su figura emergente, Aristóteles Sandoval Díaz.

La primera gran decisión que tomaron salió carísima, no solo por dinero. Como dicen los economistas: el costo de oportunidad fue muy alto. En un acuerdo entre los alcaldes metropolitanos, rechazaron la construcción de la entonces Línea 2 del Macrobús, proyectada de Zapopan a Tlaquepaque, un trazo idéntico que tardaría en construirse casi una década y el doble de su costo original: la Línea 3 del Tren Ligero.

Pero era 2009, y faltaban dos años para los Juegos Panamericanos. Ya para entonces, especialistas en movilidad y algunos periodistas alertaron sobre las consecuencias de tomar decisiones sin visión de largo plazo.

En Guadalajara, la razón sucumbe ante la política. Vendrían más desaciertos: la construcción de la Villa Panamericana en zona prohibida y con recursos de Pensiones del Estado; la construcción de estadios públicos, que luego serían entregados a particulares para negocios privados. Y esa manía de renovar el Centro Histórico una y otra vez para hacerlo “bonito” y no habitable.

La urgencia por cumplir con la justa deportiva se impuso al interés general.

Mucho se habló de la marca ciudad, de lo que debimos aprender de Barcelona y sus Juegos Olímpicos del 92. Vinieron las oportunidades desperdiciadas para construir una metrópoli más humana y sostenible.

Hoy estamos a un año del Mundial de 2026.

Desde junio de 2022 se supo que Guadalajara sería una de las 16 sedes de uno de los eventos deportivos más vistos del planeta. Aquí se jugarán cuatro partidos: tres de fase de grupos y uno más de eliminación directa. En total, 360 minutos de futbol que ya están costando.

Según los lineamientos de FIFA, la ciudad debe contar con una línea de transporte que conecte el aeropuerto con el Estadio Akron, sede de los encuentros. También se exigen adecuaciones en las zonas turísticas como el Centro de Guadalajara y Zapopan, además de los alrededores del estadio. El gobierno estatal ha aprovechado la coyuntura para prometer que se resolverá el caos vial de López Mateos y Camino Real a Colima.

Este diario ha documentado cómo el Plan Estatal de Desarrollo prioriza las obras para el Mundial sobre las promesas de campaña del actual gobernador. Si los habitantes de las Mesas Coloradas o de la carretera a Colotlán esperaban ver extendido el transporte público hasta sus colonias, tendrán que aguardar a que terminen los partidos.

Hoy, la marca ciudad está al servicio del Instagram y del espectáculo global. Guadalajara tendrá la encrucijada de atender al turismo o de concretar los servicios para sus habitantes. El oropel frente al bienestar de su gente. Ese, sin eufemismos, es el terrible costo de cuatro partidos.

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