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La evaluación crítica de las propuestas

Han comenzado las campañas electorales. Durante las próximas semanas, las y los candidatos tratarán de convencernos con diferentes estrategias de que les otorguemos nuestro voto. Ante la elección, cabe reflexionar sobre cuáles serán los criterios en los que basaremos nuestra decisión.

Existe una pluralidad de criterios para elegir a nuestros gobernantes. Por ejemplo, algunas personas basan su voto en el partido político que está impulsando a los candidatos –o inclusive si la candidatura es independiente–. Otras tantas se basan en el grado de simpatía o antipatía personal que les generan los candidatos. Sin embargo, me gustaría invitar a los lectores a incluir en sus criterios una evaluación crítica de las propuestas de campaña. A continuación, propongo dos estrategias para evaluar las propuestas de forma más crítica.

Primero, hay que cuestionarnos si las propuestas responden a una agenda de gobierno basada en las convicciones de los candidatos, o si sólo están diciendo lo que los votantes quieren escuchar con tal de obtener su voto. Una de las prácticas más comunes en la preparación de las campañas es que los partidos ponen a prueba sus propuestas antes de darlas a conocer al público. Las propuestas de campaña son diseñadas como si se tratara de productos que se pueden promocionar a través de estrategias de mercadeo.

Esto se hace a través de diferentes técnicas como el levantamiento de encuestas o la realización de grupos de enfoque. Cada candidato trata de encontrar el balance adecuado entre el perfil del votante al que quieren convencer y las propuestas que son viables dada la posición en el espectro político del partido o agrupación política que les está impulsando. Si bien discernir las convicciones políticas reales de los candidatos es muy complicado, una estrategia sería observar las decisiones que han tomado en el pasado.

Segundo, hay que exigirles a las y los candidatos que no nada más nos digan el qué de lo que se plantean hacer, sino que también nos digan el cómo. Cumplir con algunas de sus propuestas estará en sus manos, pero otras no dependerán tanto de ellos. Algunas propuestas recaen más en el ámbito del Poder Ejecutivo, mientras que otras recaen más en el del Poder Legislativo. Si los aspirantes al Ejecutivo harán propuestas que tienen que ver con modificar las leyes entonces también nos tienen que proponer una estrategia para lograr la incidencia en el Legislativo.

Para ser implementadas, cada propuesta requiere de diferentes esfuerzos y tiene diferentes implicaciones. Algunas necesitarán la armonización de marcos regulatorios a nivel federal, estatal y municipal. Otras tantas necesitarán replantear políticas públicas enteras, lo que supone importantes rediseños organizacionales que son muy complicados de implementar. Lanzar propuestas a la ligera es muy sencillo, pero tener un planteamiento coherente y sensato sobre cuál será el camino para llevar las propuestas a la práctica es mucho más complicado.

Ante el proceso electoral hago un llamado a evaluar críticamente las propuestas de los candidatos. Además, exhortemos a los candidatos a que le den mayor importancia a comunicarle sus propuestas a los electores. Pero no nada más que nos digan el qué, sino también el cómo es que las piensan llevar a la práctica.

 

Coordinador del Laboratorio de Innovación Democrática (LID)

JJ/I