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Quinto Patio

El gobierno de Jalisco va que vuela a cometer el mismo error que al inicio de la pandemia: prometer, sin un sustento científico, al menos que conozcamos, que con un confinamiento delimitado en tiempo se controlará la pandemia. En marzo aseguró que con cinco días había, y ahora que con 14. ¿El resultado? Perdió credibilidad la palabra del gobernador, y más porque nunca aceptó un solo error; por el contrario, culpó y pendejeó a los jaliscienses, quienes “no le entendieron al mensaje”. 

Ahora ya aseguró que botón de emergencia hará su despedida permanente el jueves. De los resultados que dé, el botón ya no volverá, ni se extenderá. Simplemente se hará borrón y, como dijo el mandatario, regresaremos a cómo estábamos el 30 de octubre. ¿Será el camino adecuado ante una pandemia que no cede terreno? 

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Si al final de las vacaciones los niños extrañan la escuela, ahora con la pandemia la añoran todavía más. El sondeo del IIEG (Instituto de Información Estadística y Geográfica del Estado de Jalisco) acerca del sentimiento de los estudiantes deja claro que la virtualidad genera bastante antipatía desde los kindergardianos hasta los preparatorianos. Y resulta que, para empezar, muchos de ellos no tienen acceso a Internet para conectarse a las actividades educativas, mandar tareas e incluso interactuar. Algunos probablemente tienen que pedir equipo ajeno para hacer sus tareas, porque los porcentajes de acceso no están tan optimistas como los discursos de los políticos. 

Otro aspecto que llama la atención es que aun en la virtualidad hay bullying. No es un porcentaje alto, pero se eleva más entre los adolescentes y, junto con los estados de depresión y ansiedad que provoca la pandemia, mejor que alguien le eche el ojo a ese tema. 

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El ex superdelegado Carlos Lomelí Bolaños apareció públicamente acompañado de su familia para destacar que está libre de todo pecado y culpa, además de mostrarse listo para continuar haciendo política. Remarcó que recibió una resolución absolutoria desde el 5 de noviembre por la 13ª Sala Regional Metropolitana y Auxiliar en Materia de Responsabilidades Administrativas, lo cual resultó cierto, aunque la investigación al final ni se llevó a cabo porque nunca prosperó. 

La Secretaría de la Función Pública, que es parte acusatoria e investigadora, sólo dijo que presentaría las pruebas y al final no lo hizo, nunca las entregó. Y la sala regional afirmó que prevalecía el principio de presunta inocencia y no podía acusarlo de nada si no se probó. La cosa es que Carlos Lomelí llegó ayer a limpiar su nombre, acusar al gobernador de ser “maestro del engaño” y regresar al activismo político, porque quiere ser alcalde tapatío y, en un chance, pelear la gubernatura más adelantito. Si serenidad y paciencia pidieron “el filósofo Kalimán” (AMLO dixit) al pequeño Solín, y el presidente a los “conservadores”, qué tanto es esperar una oportunidad dentro de unos añitos. 

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En el Telecom de Palacio Federal la memoria se les perdió. Se olvidaron de los protocolos y filtros sanitarios en plena entrega de los apoyos del programa 68 y Más, como si quienes acuden no padecen un riesgo latente no sólo para contagiarse, sino para las diversas complicaciones que atrae a los adultos mayores el coronavirus. 

Sin gel antibacterial, mucho menos tapetes, y ni pensar en que alguien tomara la temperatura en el ingreso. Nada, en lo absoluto. Y por si fuera poco, ni sillas para los abuelitos que debieron esperar hasta 15 minutos de pie, a que les llamaran para darles su ayuda, aunque eso implique ponerlos en riesgo. Esto, en pleno Centro Histórico de Guadalajara, con población vulnerable. Y así, ni cómo pinches se puede. 

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jl/I