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Son los Juegos más imperfectos

(ESPERANZA. Los Paralímpicos, o juegos de la inclusión, llevan cuatro días de intensa actividad en Tokio; terminarán el 5 de septiembre. Foto: Cortesía EFE)

Acá no hay cuerpos perfectos. Acá las imágenes duelen, incomodan. Los héroes homéricos de las olimpiadas se apartan de los gimnasios. Solamente Hefesto, el herrero cojo de la mitología griega cabría aquí, en un escenario que parece más cercano a los ideales de la cultura mesoamericana que a la occidental. 

Las crónicas de la Conquista reportan que los jardines de Moctezuma tenían aves y toda clase de animales, provenientes de los lugares más alejados imperio mexica, que eran custodiados por personas que los españoles consideraron monstruos, jorobados, corcovados, contrahechos y otros apelativos. 

El propio Bernal Díaz del Castillo, célebre relator de la travesía, escribió lo único que se le vino a la mente: semejante espectáculo sólo lo había visto en los circos europeos. Pensar en un sitio destinado al cuidado de los lesionados en batalla era tal vez demasiado para una cultura heredera de valores grecorromanos. Recordemos que Esparta asesinaba a sus hijos más desfavorecidos físicamente.  

Por su parte, los mexicas creían que estas personas con un problema físico eran emisarios de Huehuteotl, el dios del sol viejo, que venían a advertir sobre la consecuencia de vicios como el alcohol. En la cosmovisión prehispánica no existía la dicotomía tan marcada entre bien y mal que está presente en el cristianismo, por ende, estos seres fueron vistos y tratados como enviados de una divinidad. 

Tal vez sea esa la causa de que los Juegos Paralímpicos no tengan la visibilidad de los Olímpicos. Tal vez aún tenemos trazas de las leyes espartanas de Licurgo, o, al menos, la idea de separar los cuerpos ideales de los que no lo son. Revisemos la historia que comenzó en la Inglaterra de 1948. 

Han sido pocos los casos en que un atleta con una discapacidad alcanza el nivel de difusión y respeto de un atleta convencional. Pocos, como el paraatleta sudafricano Oscar Pistorius, quien, desde hace unos años pasa sus días en una prisión de Pretoria por el feminicidio de su novia, la modelo Reeva Stempkamp. El periodista Alberto Lati lo entrevistó antes del fatídico suceso para su libro Latitudes. 

En este sentido cabe preguntarse por qué un país que ronda el lugar 70 en el medallero histórico de los Juegos Olímpicos, mientras que se encuentra en el top 20 de los Paralímpicos, prefiere los primeros ante los segundos. 

Pensar que no se difunden los Paralímpicos por falta de interés del público,  es olvidar que realmente muchas personas desconocen la existencia del evento en sí. Pensar que son vendibles en términos de mercado, conduce forzosamente a aceptar que no se tolera la diversidad física, que se rechazan los cuerpos que no encajan en el modelo Olímpico. 

Los Juegos Paralímpicos son una muestra de que no se necesita ser perfecto para lograr maravillas. Deberíamos reflexionar acerca de la importancia de que cuerpos imperfectos sean televisados realizando proezas que, en una sociedad cuyos ideales estéticos están influidos por las engañosas redes sociales y los medios de comunicación, parecerían totalmente ajenos a cuerpos reales.  

Los Paralímpicos consisten en la democratización del deporte: la prueba de que todos podemos practicarlo y es por ello que cumplen con el principal propósito de los Juegos: el ejemplo. Y, por último, contribuyen a combatir la creencia de que los cuerpos ajenos al canon son una excepción a la regla. Los Juegos Paralímpicos son vitales para la integración y aceptación de la diversidad física; pensar que los cuerpos no deben apegarse a un estándar debería dejar de ser doloroso. Colaboración especial 

Colombia se estrena con récord mundial 

Nelson Crispín Corzo estrenó el medallero de Colombia en los Juegos Paralímpicos con la medalla de oro en los 200 metros combinados, clase SM6 de discapacitados físicos, en la que además se impuso con récord mundial. 

Crispín, de 29 años, refrendó en Tokio la progresión que venía demostrando desde los Juegos de Río 2016, en los que conquistó tres medallas de plata, un año antes de proclamarse campeón del mundo en México en esta misma distancia y prueba de 200 metros combinados. 

El nadador de Bucaramanga dominó la final y paró el cronómetro en un tiempo de 2:38.12, aventajando en más de dos segundos al ruso Andrei Granichka y en tres al chino Hongguang Jia. 

Nelson Crispín volverá a competir el sábado 28 de agosto en los 100 metros braza y el lunes 30 en los 50 mariposa. Cortesía EFE 

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