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Los parches en la ciudad

Los problemas de tránsito en la avenida López Mateos y, en general, en las vialidades de acceso a la Zona Metropolitana de Guadalajara son el resultado de una suma de errores y omisiones que desde hace decenios vienen cometiendo las autoridades encargadas de gestionar el espacio público de la ciudad.

En las últimas semanas ha adquirido notoriedad la situación de López Mateos a partir de la propuesta gubernamental de construir un segundo piso para intentar aliviar los embotellamientos. Pero en condiciones similares se encuentran otras vías como la carretera a Nogales, la de Tesistán y Lázaro Cárdenas.

Atender el tema como un asunto estrictamente vial implica el riesgo de que la decisión, sea la que sea, constituirá sólo un parche a un problema mucho más complejo. Son múltiples los factores que inciden en el síntoma de los atascos viales.

Desde hace años expertos y las mismas autoridades preveían el colapso vial que sucede ahora. La gente también lo veía venir. Pero, tanto entonces como ahora, no se han tomado las decisiones que se requieren. Abundan los diagnósticos, pero escasean las acciones.

En 1996, por ejemplo, el proyecto Plan de Ordenamiento de la Zona Conurbada de Guadalajara elaborado por el Consejo Metropolitano de Guadalajara señalaba que “la ausencia o la ineficaz aplicación de políticas y medidas de ordenamiento y control de la urbanización, dejando al libre juego de la dinámica poblacional y económica la selección de las áreas para el crecimiento y las prioridades de su ocupación, producirá un esquema de urbanización de carácter tentacular, extendiéndose a lo largo de las vialidades regionales”.

Esto fue exactamente lo que pasó. Hace 27 años lo sabíamos, era obvio, pero no se actuó y ahora pagamos las consecuencias.

En 2001, hace 22 años, el propio gobierno de Jalisco y el ITESO publicaron el estudio Movilidad, una visión estratégica en la zona metropolitana de Guadalajara. En él se advierte: “De acuerdo con la aceptación social del automóvil, la desorganización del transporte colectivo y las tendencias urbanas de crecimiento, los problemas que se deriven de los congestionamientos viales serán más agudos en el futuro y sus costos más elevados si no se hace algo para prevenirlo”. Lo que se hizo fue insuficiente.

El mismo estudio indicaba: “Es necesario promover una movilidad eficiente y adecuada con un sistema limpio y confortable para todos los habitantes de la zona metropolitana. No hay que esperar a que se presenten los escenarios catastróficos de otras grandes ciudades para pensar en una movilidad sustentable”.

Pero dejamos pasar casi un cuarto de siglo y ya tenemos los escenarios catastróficos. Se han dado pasos para contar con un mejor transporte público, pero son todavía esfuerzos aislados y sometidos al interés privado.

En un estado centralista como es Jalisco que concentra de forma exagerada en la capital empleos y servicios es de esperarse que la población siga aumentando. Muchas de esas personas vivirán en los asentamientos –sean de vivienda basura o sean de lujo– que se siguen autorizando, muchos de ellos de manera irregular, en los márgenes de las principales vías de entrada y salida a la ciudad.

Esas personas que necesitan moverse. Quienes puedan, lo harán en automóvil, porque hacerlo en transporte público es una opción ineficiente, incómoda e insegura que opera bajo criterios de negocio y no de servicio.

Se requiere entonces de una gestión integral del espacio público, no sólo de Guadalajara y su zona conurbada, sino de Jalisco. Es necesario atender problemas de planeación urbana, desarrollo regional, vivienda, transporte público, corrupción e inseguridad, entre otros. Pero eso no parece estar en la discusión pública. Es de esperarse, entonces, que sigamos tratando de resolver los problemas con decisiones reactivas y parciales, es decir, con parches.

Periodistas

Mi solidaridad con los colegas periodistas que siguen siendo hostigados por autoridades y otros poderes.

 

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