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Envidia igualitaria

El corazón apacible es vida de la carne; pero la envidia, podredumbre de los huesos

Proverbios 14:30

 

Se dice que un sentimiento presente en toda la vida evolutiva del Homo sapiens es la envidia. Es más, es considerado como uno de los siete pecados capitales por la religión católica. Este sentimiento ha despertado reflexiones severas desde los tiempos de los primeros filósofos griegos. En La República, Platón consideraba que la envidia es un sentimiento negativo que se origina en la insatisfacción personal y en la comparación constante con los demás. Pensaba que las personas envidiosas se sienten desdichadas porque desean lo que otras personas tienen y ansían ver a los demás fracasar para sentirse mejor.

Su discípulo, Aristóteles, expresaba que la envidia era un vicio moral que socavaba la armonía social y el desarrollo personal. En lugar de fomentar la envidia, abogaba por cultivar virtudes como la generosidad, la contención virtuosa y la búsqueda de la excelencia personal como medio para alcanzar la felicidad y el bienestar en la vida.

Por su parte, Friedrich Nietzsche creía que la envidia surgía de una lucha por el poder y la superioridad, donde las personas deseaban lo que otros tenían para elevar su propia posición y sentirse más fuertes. Si bien veía a la envidia como un sentimiento muy natural y humano, lo contemplaba como una emoción peligrosa producto de la impotencia y la frustración, que podía llevar al resentimiento hacia quienes son exitosos o poderosos.

Sigmund Freud consideraba que la envidia era un sentimiento universal y presente en la naturaleza humana y estuvo presente en varias de sus obras. Entre otras cosas, advertía de la existencia de un vínculo entre la envidia con el narcisismo. El narcisismo es un concepto fundamental en la teoría psicoanalítica que se refiere al amor y admiración hacia uno mismo. La envidia puede surgir cuando una persona percibe a otra como más exitosa, atractiva o talentosa, lo que amenaza su propia autoimagen positiva.

El economista y filósofo Friedrich Hayek razonaba que la envidia era una emoción negativa que podía ser explotada políticamente y debilitar la libertad individual. Señalaba que la envidia podía ser utilizada por líderes políticos y movimientos populistas para fomentar la redistribución de la riqueza y promover políticas de igualdad material (igualitarismo). Argumentaba que esta forma de envidia social podía conducir a la pérdida de libertades individuales y al debilitamiento del Estado de derecho, ya que las personas envidiosas podrían demandar la intervención del gobierno para igualar los resultados económicos.

En el mismo tenor, el filósofo Robert Nozick, en su obra Anarquía, Estado y Utopía (1974) hacía una defensa del liberalismo y su preocupación por la justicia y los derechos individuales. En este texto, discutía el concepto de envidia para argumentar en contra de ciertas formas de igualitarismo y distribución de la riqueza; que la preocupación excesiva por la igualdad material y la redistribución puede surgir de la envidia, que la concebía como una emoción moralmente problemática. Esto podría evitarse con un enfoque de justicia basado en los derechos individuales y en la no interferencia con el fruto legítimo del esfuerzo y el talento de cada individuo.

La irrupción de Xóchitl Gálvez en la carrera presidencial ha descuadrado el plan perfecto de AMLO maquinado para la sucesión. Desde el púlpito mañanero, AMLO ha usado toda la fuerza del Estado para atacar a una mujer que ha despertado el sentimiento de envidia perfectamente señalado por los pensadores arriba mencionados. Ni más ni menos.

Twitter: @Ismaelortizbarb

jl/I