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Nombramientos sin interés 

Aunque han cambiado las leyes, los nombramientos de funcionarios públicos que realiza el Congreso del Estado siguen dándose a discreción, y en esta ocasión con desinterés. 

Cuando es un puesto de menor nivel político, que no representa una cuota de poder o un espacio de injerencia política, simplemente le dan largas y lo desdeñan. Así pasó esta semana con el director del Centro de Evaluación y Control de Confianza del Poder Judicial. 

Irónicamente esta dirección funcionará en el Poder Judicial, específicamente en el Supremo Tribunal de Justicia, y su titular es nombrado por el Poder Legislativo, y todo porque quieren tener injerencia política en otro poder. 

La reciente reforma judicial aprobada para cambiar la forma en que se elige a los magistrados también afectó a este órgano de control de confianza, porque será el que evalúa a los aspirantes y a los propios juzgadores, y aquí se dio el control político desde el Congreso del Estado, control que los mismos diputados se pusieron, pues serán los que palomearán el último nombre de la persona que ocupará el puesto. 

El Poder Judicial, específicamente los magistrados, se quejaron de esta decisión, de este control desde Legislativo, pero de nada sirvió, porque al final quedó como ellos quisieron. Será el Congreso local el que nombrará a un director del Poder Judicial, y lo peor es que trataron de hacerlo el martes pasado, y no lo lograron por problemas de consenso político. 

El único que levantó la voz para señalar que estaban haciendo mal las cosas, que no estaban cubriendo los requisitos, fue el diputado del PRD, Enrique Velázquez, quien señaló que la ley establece que todos debían presentar el examen de control de confianza para ser votados, pero la diputada de Movimiento Ciudadano Elizabeth Alcaraz aseguró que no era obligatorio tenerlos de manera anticipada, sino que deberían aplicar hasta que fuera electo. 

El Poder Judicial envió una terna con los tres nombres para ser votados, y los diputados locales tardaron más de un mes en este procedimiento. Para colmo, cuando lo hicieron, simplemente se empantanó y tendrá que volverse a repetir porque ninguno de los tres alcanzó la mayoría para ser electo, porque simplemente las fuerzas políticas no quisieron. Los coordinadores parlamentarios se justificaron señalando que no hubo cabildeo por parte del Poder Judicial en ningún nombre, que nunca los visitaron para señalar que este nombramiento era importante, y como ya se iban a ir de vacaciones, simplemente lo abortaron. No hubo consenso político porque no había nada que ofrecer, porque no hubo acuerdos previos que se beneficiarán mutuamente, y pues lo dejaron hasta el siguiente año esperando obtener beneficios. 

Basta con darse una vuelta a las sesiones cuando se va a elegir algún titular de algún ente público para percatarse que los legisladores simplemente esperan la orden de qué nombre es el que deben de palomear, y casi la bancada completa lo hace en el mismo sentido. Ni siquiera se cuestionan si es capaz para el cargo, si es una persona confiable, simplemente siguen instrucciones en la mayoría de los casos. 

Hay que reconocer que sí hay excepciones a este supuesto, porque algunos legisladores sí se preocupan por conocerlo antes de votar; incluso han llegado a palomear nombres diferentes a los que les dice su bancada parlamentaria. Pero siendo mal pensados podríamos decir que en este nombramiento de la semana no se avanzó porque el gobernador tampoco tuvo tiempo de dar señales de quién era el mejor y comenzar a cabildear al respecto. A ver si el siguiente año tienen tiempo. 

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jl/I