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A erradicarlo
Y el sarampión avanza
Swedenborg (...) bosquejó la teoría atómica y en la hipótesis nebular se anticipó muchos años a Laplace
Christian Kupchik en el prólogo de ‘Arquitectura del cielo’, Emanuel Swedenborg, Adriana Hidalgo editora, Buenos Aires (2017), p. 10
Hijo de un obispo luterano y mejor recordado por sus escritos de tema religioso, Emanuel Swedenborg (1688-1772) también fue prolífico científico, ingeniero, estadista y filósofo, según consigna su biógrafo Glen M. Cooper quien menciona: “Swedenborg publicó tratados sobre casi cada tema científico y filosófico de su época” (Biographical Encyclopedia of Astronomers, Springer [2007] p. 1114); después de su formación en la Universidad de Uppsala, donde se dedicó principalmente a la matemáticas y la mecánica, viajó durante cinco años por varios países europeos “no tanto por placer, sino por el afán de aprender” nos dice Christian Kupchik, traductor de algunas de sus obras al español.
En Inglaterra se reunió con el primer astrónomo real sir John Flamsteed (1646-1719) quien lo inspiró para buscar su propia solución al entonces acuciante problema de encontrar la longitud de un lugar determinado en la superficie de la Tierra, además el nativo de Estocolmo tomó cuidadosas notas acerca de la instrumentación en el Observatorio Astronómico de Greenwich, su propósito de establecer una institución similar en Suecia no llegó a materializarse, nos cuenta Cooper y agrega sobre su cercana relación con el ya célebre Edmond Halley (1656-1742), “quien lo familiarizó con el problema del movimiento lunar, y pasó varios meses en Oxford para estar cerca de su mentor” (Cooper, Op. Cit.), Swedenborg además manifestó entusiasmo sobre la gran síntesis del conocimiento de la naturaleza que fue Philosophiae Naturalis Principia Mathematica (1687) de Newton (1642/3-1727) aunque estaba en desacuerdo con la postura del sabio inglés de hypotheses non fingo al inquirir la causas últimas de los fenómenos, ya en Suecia publica su magna obra titulada Principia rerum naturalium en 1734. En dicha obra propone su hipótesis nebular para el origen del sistema solar, anticipándose a las similares de Georges Leclerc (Comte de Buffon, 1749), Immanuel Kant (1775) y Pierre-Simon de Laplace (1796).
Entre 1716 y 1718 editó la primera revista de ciencias en Suecia, Daedalus Hyperboreus (El Dédalo del Norte), también publicaría el primer libro sobre álgebra en sueco y por recomendación ante el rey Carl XII de quien no llegó a ser su suegro, Christopher Polheim, se le otorgó un cargo en el Colegio Sueco de Minas, pasó 30 años mejorando los procesos de la minería de metales en su país.
Se retiró a la vida espiritual en 1744, pasando 29 años de su vida en la pobreza; anticipó su propia muerte en una carta dirigida al fundador del metodismo John Wesley, falleció justo el día por él indicado en la carta como su paso al mundo espiritual: el 29 de marzo de 1772.
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jl/I