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El presidente ya ganó

El próximo domingo se llevará a cabo la consulta que preguntará a los ciudadanos si están de acuerdo en que se le revoque el mandato al presidente Andrés Manuel López Obrador o si, por el contrario, quieren que siga en la Presidencia.

López Obrador es un político muy hábil que sabe generar las condiciones para fortalecer su postura, revertir las condiciones adversas e, incluso, darles la vuelta a sus propios errores para sacarles provecho.

En el caso de la consulta el presidente ya ganó en cualquier escenario. Tanto si hay una buena participación en las urnas como si los niveles son bajos, el presidente saldrá favorecido. El único escenario en que perdería es aquel en el que la mayoría de la población votara por que se le revoque el mandato, pero eso es prácticamente imposible.

Si el presidente decidió impulsar la consulta es porque sabe que no corre el más mínimo riesgo de perder. En todas las encuestas ha mantenido niveles de popularidad muy altos. Con frecuencia él mismo alude a ello. Entonces, ¿cuál es el sentido de la consulta?

Más allá del ego personal y partidista que supondrá ratificar la popularidad del mandatario entre amplios sectores de la población, el presidente y su partido tendrán las siguientes ganancias políticas:

1. El presidente gana legitimidad y fortaleza. Se presentará como un demócrata al que el pueblo respalda mayoritariamente, con lo cual puede seguir tomando las decisiones que quiera sin considerar las voces críticas. “El pueblo manda”.

2. El presidente exige a sus seguidores una fidelidad incondicional y absoluta. Muchos de ellos así se la otorgan. Sin matices y sin alguna distancia crítica. Blanco o negro, todo o nada. “Conmigo o contra mí”. Así lo ha planteado él en diversas ocasiones. Pide aprobar sus iniciativas “sin cambiar ni una coma”. La consulta en que sólo hay dos opciones: sí o no, favorecerá esta postura dicotómica.

3. El resultado también apuntalará a Morena de cara a las elecciones que se celebrarán en julio próximo en Durango, Tamaulipas, Aguascalientes, Hidalgo, Oaxaca y Quintana Roo. Los candidatos de Morena se podrán colgar fácilmente de la figura presidencial en sus campañas.

4. La revocación de mandato divide a la oposición, pues dentro de ella hay sectores que señalan que hay que participar, mientras que otros proponen que la mejor decisión es hacer el vacío. No hay unanimidad entre las voces críticas al mandatario, mientras sí la hay entre quienes lo apoyan. Con ello se afianza. La revocación “pone contra las cuerdas” a la oposición. Si no participa, el argumento será: tuvieron la oportunidad y no la aprovecharon. Si participa, perderá, con lo cual terminará legitimando el ejercicio y su resultado.

5. A las personas que no son ni seguidoras incondicionales ni opositoras absolutas las coloca en un dilema, pues una cosa es no estar de acuerdo con algunas decisiones del actual gobierno y otra, muy distinta, es plantear que se vaya. Quienes están en esta postura consideran que el presidente debe cumplir su mandato constitucional, pero votar porque continúe se interpretará como un apoyo total. Además, en el hipotético caso de que triunfara la revocación, quedaría como mandatario de la nación por 30 días el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Carlos Gutiérrez Luna, un morenista incondicional a López Obrador. Entre López y Gutiérrez, muchos prefieren al primero. Después, el Congreso tendría que elegir a un presidente sustituto. De manera que no habría elecciones y serían los legisladores y no los ciudadanos quienes decidirían quién gobernaría al país.

6. En el supuesto de que la participación sea baja, el presidente también ganará porque culpará de ello al Instituto Nacional Electoral. Le reclamará que no puso las casillas suficientes y no fomentó la participación del electorado. Con ello acrecentará sus ataques contra el órgano electoral y seguirá debilitándolo.

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