INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

Visibilizarles

La población lésbica, gay, bisexual, travesti, transgénero, transexual, intersexual, queer y demás identidades y expresiones no normativas (LGBTTTIQ+) de manera particular ha enfrentado la creciente inseguridad en el país. La estigmatización, desigualdades estructurales y marginación, así como las prácticas basadas en estándares heteronormativizados, desprecio, odio, castigo y violencia de género les colocan en una situación de extrema vulnerabilidad por el sólo hecho de pertenecer a este grupo de población.

Por su orientación sexual, expresión e identidad de género, de manera cotidiana, tanto en el ámbito privado como en el espacio público se ejercen en su contra violencias que atentan contra su dignidad, así como vulneran sus derechos fundamentales.

Una de estas violencias es la desaparición. El Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (Rnpdno) contabiliza 42 personas desaparecidas que pertenecen a la población LGBTTTIQ+, de las cuales cinco corresponden a Jalisco. Por otro lado, de acuerdo con los datos de la Fiscalía Especial en Personas Desaparecidas, en la entidad permanecen 76 personas desaparecidas.

Cabe señalar que el Rnpdno no reconoce distintos tipos de orientación sexual, expresiones e identidades de género. Clasifica a las personas de manera binaria (mujer y hombre), agregando una categoría adicional de “indeterminado”. Además, las autoridades no suelen considerar dicha información al recibir el reporte o denuncia por desaparición. La falta de enfoque diferenciado e interseccional en la captura de los datos ocasiona un grave subregistro e invisibilización de personas desaparecidas LGBTTTIQ+, pero sobre todo no permite enfocar de manera efectiva acciones de búsqueda, investigación, o generar estrategias específicas de prevención.

De acuerdo con el Centro de Apoyo a Identidades Trans, en Jalisco, Veracruz, Baja California, Sinaloa y Ciudad de México se registra el mayor número de mujeres trans desaparecidas. Un caso emblemático es el de Kenia Duarte y Karla García, dos mujeres transgénero que fueron desaparecidas el 18 de septiembre de 2020 en Zapopan, y aunque la semana pasada se cumplieron tres años de los hechos y se han generado varias acciones de exigencia para su localización, incluidas las Acciones Urgentes del Comité contra la Desaparición Forzada de la ONU (CED), el caso parece no presentar mayores avances.

Es importante tener presente que estas desapariciones se relacionan con las dinámicas de violencia que atraviesan las personas LGBTTTIQ+, mismas que deben considerarse en las acciones institucionales. De igual manera, no se dimensionan las barreras institucionales que enfrentan quienes les están buscando, ya que en muchas ocasiones no son familiares sanguíneos, sino son amistades o personas cercanas, y no se reconoce su legitimidad ante las autoridades.

Además, en las acciones de búsqueda es necesario considerar los cambios de nombre de las personas LGBTTTIQ+, entre otros aspectos relevantes que deben integrarse en protocolos o herramientas especializadas ante la desaparición de personas con orientación sexual e identidad de género diversa, tal como se propone en la guía La desaparición de personas LGBTI+ en México, de Fundación Arcoíris.

La desaparición de personas LGBTTTIQ+ es una realidad que requiere ser abordada y reconocida. El marco jurídico mexicano reconoce la relevancia de aplicar un enfoque diferenciado e interseccional en la búsqueda e investigación, y es urgente reforzar su implementación. Asimismo, resulta clave establecer herramientas para la identificación de las personas transgénero a fin de evitar la revictimización al desconocerse su identidad de género al ser distinta del sexo biológico, y garantizar que la dignidad prevalezca siempre, también después de la muerte.

Es necesario luchar contra la aceptación social, invisibilización e impunidad de las violencias estructurales que viven las personas históricamente discriminadas en razón de su orientación sexual, expresiones o identidad de género, así como transformar las miradas patriarcales y discursos de odio que sólo se han traducido en la reproducción de violencia. Ninguna vida es inferior y desechable.

[email protected]

jl/I