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Radiación relicta 

“La llamada era de Penzias y Wilson. Habían descubierto la extraña radiación y no tenían idea de lo que era. ¿Lo sabía Dicke? Pues sí” 

 George Smoot y Keay Davidson, Arrugas en el tiempo, Grano de Sal, México (2018), p. 100 

     

La anécdota relatada por el nobel de física George Smoot y el escritor de temas científicos Keay Davidson concierne a una reunión en la casa del físico teórico Robert H. Dicke (1916-1997) interrumpida por la llamada telefónica de los astrofísicos Arno A. Penzias (1933) y Robert W. Wilson (1936), quienes al realizar observaciones con una antena de radio en forma de cuerno registraron lo que fue consignado como un “exceso de temperatura de antena” en el artículo cuya redacción estaba en proceso. El par de astrofísicos utilizaban un instrumento construido originalmente para establecer contacto con el satélite pionero de las comunicaciones de tal tipo, el Echo I lanzado en agosto de 1959; ellos realizaron entre julio de 1964 y abril de 1965 lo denominado en la jerga técnica como campaña de observación para descartar las variaciones estacionales. 

Sobre esa peculiar radiación (CBR, por sus siglas en inglés) que es el remanente de la -para algunos- mal llamada Gran Explosión asociada al origen de nuestro universo escribe en su clásico libro de texto el reciente nobel de física P. James E. Peebles (1935): “La historia del descubrimiento e interpretación de la CBR vale la pena considerarla como un ejemplo de los curiosos caminos que el progreso en la ciencia puede tomar” (Principles of Physical Cosmology, PUP, Princeton 1993 p. 139), y comenta que el primero en especular sobre la posibilidad de remanentes observables fue el clérigo belga Lemaître en una publicación de 1931; el camino teórico de la física involucrada en los diferentes procesos del universo primigenio es pletórico en nombres de grandes científicos, como George Gamow sobre los modelos en el proceso de expansión del Universo y de ahí al cálculo de la temperatura de la radiación remanente en nuestros días del inicio del universo. 

La carta fechada el 15 de mayo de 1965 de Penzias y Wilson se publicó junto al artículo de Dicke y colaboradores en el volumen 142 (1965) de The Astrophysical Journal. 

Twitter: @durrutydealba

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