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El juego del botonazo

El botón de emergencia ha sido activado para poner en alerta a la población y evitar cualquier tipo de interacciones entre personas, que provoquen el incremento de contagiados por el Covid–19 y sus consecuencias funestas. Las más directas, pondrían en riesgo la vida de las personas, llevarían a saturar los lugares disponibles en hospitales e incrementarían las defunciones, pero también pueden agudizar los efectos negativos sobre la economía de Jalisco. 

En ese sentido, el gobierno de Enrique Alfaro ha hecho su parte: establecer criterios claros para alertar a la población y medidas preventivas para evitar que la crisis se agudice. Evitar las interacciones en sitios o contextos en que hay mucha gente, es necesario y ayuda mitigar los riesgos y la velocidad de contagio que llevaría a saturar los hospitales. Eso, en buena medida es parte de lo que está en nuestras manos. En esta situación crítica es necesaria la cooperación entre autoridades y ciudadanos, y que no se tome como pretexto la emergencia sanitaria para alentar el perverso juego del poder. 

Prácticamente desde el arranque de la pandemia, Enrique Alfaro y López Obrador han aprovechado para echarse en cara lo que unos y otros han hecho, pero sobre todo lo que han dejado de hacer, con lo que pretenden recoger simpatías y fuerzas para demeritar la gestión del gobierno federal o del gobierno de Jalisco. Alfaro no pierde oportunidad para acumular puntos y llegar mejor posicionado a la ansiada la candidatura que siempre ha tenido en la mira: la de la Presidencia. 

Apoyado con los gobernadores que integran la Alianza Federalista, Alfaro ha abierto un nuevo frente, en el que confunde la necesidad de ajustar el pacto fiscal con la ruptura del pacto federal. El pacto fiscal obliga al diálogo entre las partes a fin de establecer compromisos respecto de lo que se puede aportar al gobierno federal y de la asignación de recursos desde la federación hacia el conjunto de los estados. No sólo se trata de pedir más participaciones del gobierno federal para Jalisco, también ha de mejorar el sistema de recaudación de la propia entidad, que ahora sólo es del 4.52 por ciento de lo que Jalisco requiere. 

No se puede hacer creer a la gente que a Jalisco la federación no le asigna los recursos nuestra entidad merece. Hay que reconocer en Alfaro su tesón para exigir, pero también nos gusta que las autoridades se pongan de acuerdo y busquen las mejores formas de cooperación a las que nos obliga la asimetría en los recursos que cada estado posee y puede aportar al conjunto. Pero de eso a envalentonarse y amagar con “romper el pacto federal”, el acuerdo fundamental que se estableció en la Constitución para formar una nación, en la que sus partes se coordinan y apoyan en todo momento, particularmente en situaciones verdaderamente críticas. ¿O en serio podríamos pensar en que quieren separarse de México y formar una nueva nación? 

Quienes conforman la alianza federalista como fuerza de oposición, pueden contribuir a equilibrar las asimetrías existentes entre el gobierno central y los gobiernos estatales; ante todo, el ejecutivo federal, gobernadores y legisladores, deberán abrir las posibilidades de un diálogo orientado a redefinir el pacto federal bajo las actuales condiciones del país. Pero como criterio fundamental han de anteponer los intereses de la nación y sus ciudadanos frente a los personales afanes de escalar en el poder y sus propias ambiciones políticas. 

*Profesor-Investigador del ITESO 

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