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La transferencia del conocimiento

El desarrollo social requiere una base muy importante de organización y estructura de las formas de conocimiento que contribuyan a la comprensión del ambiente en que se vive. Las instituciones creadas para la producción, mantenimiento y proyección del conocimiento constituyen los ejes sociales trascendentales que permiten una mejor comprensión del entorno, con explicaciones adecuadas de la mayoría de fenómenos que impactan el mundo social, en sus perspectivas económicas, políticas, organizacionales, históricas, culturales en su conjunto.

Las instituciones educativas llevan un papel social fundamental en este proceso y las universidades constituyen una estructura decisiva de generación de conocimiento que no se traduce, solamente, en la enseñanza en las aulas, sino la amplia y compleja trama que implica, no únicamente la docencia, sino el desarrollo de la investigación y la extensión, que constituyen elementos en la interpretación, la asimilación y en la proyección de mejores condiciones de comprensión y de actividad social. La investigación, en el caso de las universidades, representa un núcleo de fundamental importancia porque se trata de un trabajo profundo y complejo en el que se analizan las perspectivas en la que funcionan, las estructuras y sus partes, en el entramado social en sus diversas modalidades.

A lo largo de la historia de las universidades, diferentes momentos han generado acercamientos sociales, pero también, cuando las universidades plantean modelos que no son comprendidos por las estructuras de gobierno, la tensión se manifiesta entre una visión de corto espectro que tiene que ver con la administración de la gestión pública, contra una perspectiva que delinea modelos de avance y de una integración en una dimensión más amplia con diferentes elementos integrados en el esquema de análisis.

La traza de desarrollo que se ha establecido desde los años 90 en nuestro país, con una perspectiva de integración global, ha marcado durante las décadas subsiguientes, modelos distintos de integración social y particularmente ciudadana. De esta la forma, la práctica de una ciudadanía más compleja y consciente de sí misma ha buscado elementos conceptuales para comprender su intervención en la trama social, pero no solamente eso, sino esquemas que permitan comprender su papel en el presente y en el futuro.

La transformación de la economía, el desarrollo industrial, la presencia de tecnologías de comunicación que amplían y simplifican los desarrollos sociales abarcan también la necesidad de la comprensión de una trama ecológica en la que ahora se deben proyectar los análisis de los desafíos que representa el futuro, máxime con una experiencia que se sigue viviendo como la pandemia.

Las universidades tienen un importante reto cuando no solamente se trata de generar conocimiento, sino también de transferirlo. La transferencia social del conocimiento surgido en las universidades no solamente se logra a través de la enseñanza-aprendizaje, sino también de la transferencia a través de diferentes estrategias como la divulgación científica, entre otras. De esta forma, los acercamientos, el entendimiento y la asimilación de conocimiento, irradia de forma amplia y diversa los resultados que la sociedad requiere de sus instituciones de educación.

La oposición al desarrollo del trabajo de las universidades demanda una profunda reflexión de entender que las estructuras de la administración pública se deben desprender de una visión patrimonialista, temporal y personal de la gestión. Se requiere una adecuación de la idea del servicio público, en la que el ciudadano constituya el eje central de sus decisiones, por eso se concibió la idea de la autonomía de las universidades en la que los universitarios actúan como ciudadanos.

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