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La filtración presidencial

La semana pasada, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que la tasa de referencia del Banco de México se ubicaría en 6.5 por ciento. El anuncio causó revuelo en los mercados porque no había un comunicado oficial de dicha decisión. De hecho, ese mismo día, López Obrador tuvo que disculparse por filtrar información privilegiada. 

¿Realmente fue un error tan grave hacer dicha filtración? Indudablemente. En diciembre de 1994, un anuncio parecido indujo una corrida financiera contra las reservas internacionales del Banxico. El “error de diciembre” detonó la crisis económico-financiera de 1994-1995. 

La filtración presidencial no sólo evidenció que López Obrador desconoce cómo se manejan las instituciones y los mercados financieros del país. También reveló las limitaciones de sus asesores. Aparentemente, nadie le notificó al presidente que el único facultado legalmente para anunciar decisiones monetarias es el Banxico. 

Si se considera que López Obrador tiene tres años en el gobierno, resulta inaceptable semejante dislate. El anuncio presidencial fue un acto ilegal que pudo haber tenido consecuencias muy graves sobre la economía, los mercados financieros y el nivel de vida de la población. 

Este contexto explica por qué López Obrador tuvo que ofrecer una disculpa pública a la Junta de Gobierno del Banco de México. Incluso tuvo que reafirmar su compromiso de respetar la autonomía del Banxico. Esta disculpa, cabe destacar, ha sido la primera que el presidente ha dado a una institución autónoma. 

La disculpa del presidente López Obrador fue necesaria para mantener la estabilidad económica y financiera del país. Sin embargo, la estabilidad se preservó porque el Banxico apostó a mantener el control de las decisiones monetarias ante el anuncio presidencial. 

¿Cómo pudo Banxico mantener el control? El banco minimizó el anuncio desarrollando sus actividades de manera aparentemente normal. Banxico estimó que los mercados valorarían más su independencia, su institucionalidad y su credibilidad que las declaraciones del presidente. Y tuvo razón. 

En mi opinión, la filtración presidencial evidenció por qué deben fortalecerse las instituciones del país y preservar su autonomía. Las instituciones con buena reputación son más capaces que los individuos para mitigar y resolver problemas. Las disculpas públicas son necesarias, pero no son suficientes para garantizar la estabilidad del país. 

jl/I