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Crítica a la votación pura

A NTR: ¡feliz cumpleaños y larga vida! 

 

Soy un entusiasta de la democracia directa. He participado en todos los ejercicios locales y nacionales. Lo he dicho, promovido y escrito. Esto a pesar de que cada proceso en México ha sido horrible: preguntas absurdas, promoción desastrosa y desolada participación. 

El próximo domingo tenemos una nueva oportunidad de refrendar nuestro espíritu democrático y salir a las urnas en la revocación de mandato a Andrés Manuel López Obrador convocada por el Instituto Nacional Electoral (INE) y contada por nuestros vecinos. Sin embargo, los derroteros por los que se condujo esta primera edición presidencial han sido mañosos e irracionales. 

Este ejercicio es clave para que la nación no tenga que aguantar a gobernantes de incompetencia probada. La democracia participativa está considerada en las leyes de países como Venezuela y Bolivia, pero también sucede desde hace más de un siglo en la Europa más desarrollada y en Estados Unidos (apenas en septiembre pasado el gobernador de California, Gavin Newsom, superó una revocatoria promovida por férreos opositores). Con ello cae una de las trampas más repetidas entre quienes pretenden desmovilizar la votación. 

¿No les gustaría que ante gobiernos fallidos como el de Enrique Alfaro uno pueda sumarse a este tipo de alternativas democráticas y lo podamos correr de su puesto? 

En una prueba más de que la madurez política en México está en pañales, vivimos este proceso entre berrinches y mentadas. La polarización convirtió la primera revocación presidencial en una trinchera más para la confrontación entre los adoradores del tlatoani de Macuspana y los antiobradoristas. 

Una muestra fue el nivel del primer Foro Nacional de Discusión sobre la Revocación de Mandato del 25 de marzo. Las “argumentaciones” fueron bochornosas. Sentí pena ajena por los cuatro participantes. 

Claro, esto es un síntoma más de la sobre regulación legal que existe y que obliga al INE a operar absurdas vedas. A una sociedad mejor informada que vea, escuche y lea abiertamente los pros y contras del objeto elector, no le importa si un funcionario anuncia obras u otras tonterías limitativas entendibles durante la época dorada del PRI pero que hoy son anacrónicas. 

También es cierto que el árbitro de la contienda saldrá lastimado por sus propias acciones. Se les notó en sus respuestas y artículos cómo trabajaron a regañadientes en la revocación. También estuvieron, con razón, frustrados por la insuficiencia presupuestaria para el ejercicio. Como sea, López Obrador tiene el próximo lunes la oportunidad de verse como un estadista y no destazar al INE. Veremos. 

Por otro lado, el obradorismo se equivocó rotundamente al convertir la revocación en una elección de estado usando recursos públicos y privados para defender al presidente en una votación que todo mundo sabe que ganará al no tener competencia. Es contradictorio el derroche en un gobierno que tanto presume su austeridad. 

O qué les parecen las marometas que están dando para justificar la vergonzosa participación del secretario de gobernación o del jefe de la Guardia Nacional en un acto de Morena. De nuevo, desde el peor PRI que no se veían tales desplantes. 

Lo peor es la oposición. Antepusieron su vena democrática al cálculo político. Decidieron boicotear el ejercicio y ensuciarlo con fakenews, mentiras y absurdos de todo tipo. Desnudaron con ello su deseo oculto: en sus fueros internos extrañan la “dictadura perfecta”. 

Mi conclusión es simple. Voy a votar porque a pesar de todas las vicisitudes quiero participar para que esta herramienta democrática siga madurando y porque sinceramente el presidente perdió mi confianza irremediablemente. 

Twitter: @cabanillas75

jl/I