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Desolador presente y futuro juvenil

La Constitución señala que “los salarios mínimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos”.

Entonces, teóricamente con el salario hay que cubrir los gastos ordinarios de vivienda, alimentación, luz, gas, teléfono, transporte, agua, Internet y materiales de limpieza, así como los gastos extraordinarios, entre los que se encuentran la educación de los hijos, atención a la salud, recreación, reparaciones domésticas, vacaciones familiares, “domingos” para los hijos y pago de intereses bancarios.

Sin embargo, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), de los 2 millones 910 mil 770 empleos formales registrados en Jalisco hasta el bimestre de abril y junio de 2022, 19 por ciento tenía un pago mensual de 5 mil 186 pesos, es decir, recibían un salario mínimo al día.

Del total, 51 por ciento tenía un pago de uno a dos salarios mínimos por día, es decir, al mes recibían de 5 mil 186 a 10 mil 372 pesos. Ello implica que 70 por ciento de los trabajadores formales percibe, descontando impuestos, un salario máximo de 10 mil pesos.

Pero, además, lamentablemente por su trabajo, 39.3 por ciento de los trabajadores no tiene acceso a servicios de salud, 26.3 por ciento no tiene prestaciones (vacaciones, aguinaldo y reparto de utilidades) y 41.3 por ciento trabaja sin contrato por escrito.

A ello hay que agregar que debido a la inflación en todos los países la Organización Internacional del Trabajo (OIT) está advirtiendo que existe el riesgo de que aumente la desigualdad laboral y empeore la calidad de los trabajos y, por tanto, se dé una situación de mayor pobreza.

Asimismo, la Secretaría de Educación Pública (SEP) reconoce que sólo 42 por ciento de los jóvenes de 18 a 23 años puede acceder a la educación superior. Además, con la complacencia y en contubernio con las autoridades han aumentado las universidades patito, las cuales proporcionan servicios de baja calidad educativa, tienen inadecuados cuerpos docentes, carecen de investigadores y tienen pésimas instalaciones (sin bibliotecas, laboratorios y talleres). Una situación parecida, sin ser negocio, también se está dando en las Universidades para el Bienestar Benito Juárez.

Estas son algunas condiciones adversas y desesperanzadoras que están encontrando nuestros jóvenes, sobre todo en un contexto sociocultural que promueve el consumismo. Por ello, lamentable y alarmantemente se está incrementando los casos de depresión, ansiedad y suicidio juvenil; por ello muchos jóvenes no tienen contemplado casarse y tener hijos, y por ello se están quedando más tiempo en la casa paterna o están apareciendo los roomies y, no pocos, se están incorporando a las filas de la delincuencia.

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