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Magistrado Presidente
Mejor restar
Hace tiempo se afirmaba que eso que llaman conocimiento científico ayudaba a los servidores públicos a cometer menos errores en el ejercicio del poder. Por ello era común que los gobernantes, engolando la voz, dijeran que tomaban sus decisiones con conocimiento e información científica. Sin embargo, las evidencias del desastre que han hecho en el país dicen todo lo contrario y si alguna duda quedaba, estas se disiparon, sobre todo desde mediados de los años 80 del siglo pasado. ¿Por qué digo esto? Veamos.
El conocimiento científico nos dice que producir un auto requiere de alrededor de 4 mil litros de agua mientras que, en paralelo, se afirma que en México y en el mundo hay escasez de agua. También tenemos conocimiento que, en México, el año pasado, el parque vehicular, solo de automóviles, era de 34 millones 562 mil, mientras que en el mundo existían aproximadamente mil 400 millones de vehículos. Divididos entre la población mundial habría un vehículo por cada cinco o seis personas, en tanto que en México el promedio era de un vehículo por cada tres o cuatro personas. Entonces, ¿qué es más importante, los coches o el agua?
También sabemos científicamente que, en general, el sector transporte produce 20.4 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero y que la mayoría de las emisiones del CO2 las generan los automóviles particulares en los que se transportan en promedio 1.2 personas por unidad. Es de conocimiento general que vivimos en un contexto mundial de colapso climático y que la industria automotriz es principal coadyuvante de esta polución que mata lentamente, de forma prematura, a un poco más de 9 mil personas cada año en México y a 7 millones en el mundo.
En las ciudades, cotidianamente constatamos como los vehículos colapsan a diario, la mayor parte del día, las principales vialidades provocando mayores niveles de contaminación y haciendo que los traslados sean cada vez más prolongados, costosos e inseguros.
De todo esto que he dicho existe una amplísima documentación científica. En la red, quien lo desee, puede encontrar una infinidad de estudios publicados y muchos más sin publicar. La información al respecto, de hecho, es abrumadora.
En resumen, lo que el conocimiento científico, pero también el sentido común, nos dicen es: a) que la industria automovilística llevada al extremo a que ha llegado es letal en dos sentidos: por las muertes a las que coadyuva y por el agua que consume y, b) que, el caos vehicular y la contaminación ambiental no encontrarán solución en la ampliación y/o construcción de nuevas vialidades.
Entonces, desde mi perspectiva, las preguntas son: ¿necesitamos más automóviles en México y el mundo? ¿Necesitamos vialidades más amplias o segundos pisos para dar cabida a un mayor número de vehículos? En los dos casos mi respuesta es NO.
En México no necesitamos ninguna otra planta automotriz que venga a agotar nuestras reservas de agua y siga contribuyendo al caos vehicular y a una mayor contaminación. Y en Guadalajara tampoco necesitamos segundos pisos para dar cabida a la circulación de un mayor número de vehículos.
Si los gobernantes actuales de México hicieran caso al conocimiento científico y al sentido común, estarían enfocados en las propuestas alternativas de movilidad urbana no motorizada. Lo que necesitamos son sistemas públicos de transporte colectivo no contaminantes que hagan innecesario el automóvil particular o reduzcan al mínimo su necesidad.
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jl/I