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Ingenuos
El abogado de Ovidio
Riccioli hizo las primeras buenas mediciones de la constante de caída libre. Lo hizo esperando derrotar el gobierno de Galileo. Comenzó sus experimentos en 1640, cuando enseñaba filosofía en el colegio jesuita de Bolonia
J. L. Heilbron, ‘The Sun in the Church. Cathedrals as Solar Observatories’, Harvard University Press, Cambridge USA-London (1999), p. 180
Además de la experimentación con propias manos, aunque sea con modernos equipos, si proporcionamos a los estudiantes de las ciencias físicas un contexto histórico tendrán así más elementos para valorar los esfuerzos de la humanidad para describir y entender los fenómenos naturales, librando con ello un tanto de la aridez que para algunos pudiera tener la ciencia de la Mecánica.
En el curso de Fundamentos de Física a mi cargo para alumnos del primer ciclo de ciencias e ingenierías en el Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías (CUCEI) de la Universidad de Guadalajara (UdeG) tenemos dos prácticas relacionadas con el movimiento uniformemente acelerado.
La primera es nuestra moderna reconstrucción de los experimentos realizados por el genio pisano Galileo Galilei (1564-1642) con planos inclinados, antecedente para el estudio “Sobre el movimiento de los proyectiles”, título de la jornada cuarta del seminal Discorsi e dimostrazioni matematiche intorno a due nuove scienze attenenti alla meccanica e i movimenti locali (Leiden, 1638).
El segundo experimento lo presento a mis estudiantes como “el que no pudo hacer Galileo”: determinar la aceleración gravitacional a partir de experimentos de caída libre. Un personaje de quien en estas páginas ya comentamos un curioso descubrimiento en Venus (ver El Diario NTR, El Pegaso de Sigüenza, 9 de enero de 2023) es Giovanni Battista Riccioli, SJ, nacido en Ferrara, Estados Pontificios, el 17 de enero de 1598, quien según consigna el erudito físico e historiador de la ciencia John Lewis Heilbron (San Francisco, 1934) fue el primero en hacer buenas mediciones de la constante de caída libre auxiliado primeramente de un péndulo cuya oscilación duraba exactamente un segundo; luego extendería su trabajo con otros péndulos cuyo ajuste de oscilaciones fue posible gracias a observaciones durante tres noches distintas cuando obtuvo una cuenta de 3 mil 192 oscilaciones entre el cruce por el meridiano de las estrellas Spica y Arcturus.
Los experimentos realizados en esa época estaban permeados de la entonces muy nueva teoría helicéntrica de Copérnico; se consideraban las trayectorias de caída desde torres como semicirculares y la propia rotación de la Tierra según explica Heilbron y precisa la selección de la longitud del péndulo con el método descrito en el párrafo anterior: “Fue una buena elección, solo que un poco más alejada que la inicial, ya que implica un valor de 955 cm/seg^2 para la constante de gravedad” (Op. Cit.).
Riccioli publica sus resultados en su Almagestum... de 1651, considerada obra más influyente y de extensión enciclopédica.
Twitter: @durrutydealba
jl/I