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Educación particular

El 25 de octubre participé como ponente en el 15° Congreso Nacional de Educación, organizado por la Confederación Nacional de Escuelas Particulares. Se dieron cita directivos y docentes para reflexionar sobre las soluciones para la escuela del siglo 21, atendiendo conferencias y talleres con entusiasmo y optimismo.

No ocurría lo mismo durante descansos y momentos de reflexión. A la más mínima provocación salía a relucir la preocupación por la recién aprobada en la Cámara de Diputados la Ley General de Educación, pese a algunas advertencias de supuestas violaciones a ciertos procedimientos.

Los directores mencionaban un incremento del control del Estado sobre la educación particular, recentralización y desesperanza de disminuir el papel protagónico del sindicato dejando a un lado la revalorización de la función docente. Se cuestionaban sobre la factibilidad de dar total cobertura a la educación obligatoria desde preescolar hasta superior y su financiamiento.

Las instituciones, religiosas principalmente, manifestaban su temor sobre licencias y permisos al ocupar ciertos inmuebles propiedad de la nación, orfanatos e internados, así como inconformidad a la nueva obligación de presentar informes anuales y rendición de cuentas o someterse a contratar docentes, promoverlos o retenerlos bajo el mismo sistema del Estado.

La amenaza de no poder impartir materias complementarias a planes y programas de estudio, usar libros diferentes a los autorizados por la Secretaría de Educación, ampliar horarios para clases extracurriculares o talleres fue otra de las quejas que se escucharon por ser, desde luego, un atentado a la libertad de identidad de cada escuela particular que precisamente las distingue incluso entre ellas.

En contraste, el objetivo de la nueva escuela mexicana es propiciar el desarrollo de los alumnos y alentar el pensamiento crítico “a través de la enseñanza de las humanidades, las artes, la ciencia, la tecnología y la innovación sustentable”. El congreso terminó de manera emotiva entre expositores de alta tecnología que mostraron material pedagógico diverso, como mesas para educación preescolar con pantallas incrustadas, sistemas de control escolar y administrativo avanzados, y robots pedagógicos.

Lo cierto es que la duda flota en el futuro de la educación privada que no termina de entender si la nueva escuela mexicana será controladora o seguirá dando libertad para ir más allá de horarios, currícula, planes y programas del gobierno. Mientras tanto, los educadores siguen su preparación y actualización para estar a la altura de estándares internacionales.

Ojalá nuestras autoridades educativas lograran que el Estado y los particulares se unieran en proyectos donde niños y jóvenes fueran los más beneficiados gracias a la calidad de la educación.

@Saucedodlallata

JJ/I