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Jueces nuevos renunciando
Porque nos la quitaron
Queridos lectores, la columna de hoy la dedico para compartirles una experiencia personal en parte como catarsis, pero también para reflexionar con ustedes sobre la importancia de cuidar la salud de la mente en estos tiempos tan retadores para todos.
Hace un par de semanas que el coronavirus saltó de China a Europa y la realidad de una pandemia se volvió inminente empecé, como muchos, a consumir información compulsivamente. En mi cabeza se empezaron a acumular cifras de contagiados y muertos, historias de personas mayores en Italia y España encontradas sin vida en sus camas, presagios de desastre económico no visto en un siglo y voces europeas desesperadas porque la insuficiencia de sus sistemas de salud los está obligando a elegir quien vive y quien muere.
Día tras día devoré toda esta información y me eché encima la misión de tratar de advertir en redes sociales, en un podcast que conduzco en Audaz Media y en este espacio en El Diario NTR que esto mismo que estaba pasando en Europa nos alcanzaría también aquí en México.
A esta tensión diaria por el seguimiento de las noticias le sumé la preocupación por la salud de mi familia, por la continuidad de mi empresa y del sustento económico, y hasta por la seguridad ante un posible colapso de las estructuras del país y del mundo.
No me di cuenta de que estuve sometiendo día tras día a mi cuerpo a un estado continuo de “reacción de lucha o huida”, esa respuesta natural que se detona cuando algo amenaza nuestra supervivencia. Esa reacción que en momentos clave nos puede salvar la vida, de forma continuada nos puede hacer mucho daño.
Tras una semana en ese estado, mi mente llegó a su límite. En mi caso, llegó en una forma de dificultad para dormir. La primera noche que me dio, cada que me iba a quedar dormido me entraba una taquicardia que me despertaba. Pasé la noche entera despertándome una y otra vez sin poder descansar 10 minutos seguidos. A las 72 horas de no poder descansar bien tuve que acudir a un médico que me ayudara a dormir y reparar mi estado mental.
No es fácil admitir una vulnerabilidad mental y compartirlo en un medio público como éste, pero, dado que esta pandemia está generando niveles inusuales de estrés y ansiedad, creo que hay que hacer mucha conciencia de la importancia de la salud mental.
Nuestro cuerpo necesita estar fuerte para ganar la batalla a este enemigo invisible que de repente parece llevarnos ventaja, y un cuerpo sano empieza por una mente sana.
Tenemos que blindarnos contra el estrés y la ansiedad que inevitablemente nos generarán tanto las noticias sobre la ola de calamidades que se vienen sobre nosotros como los sacrificios que nos impondrá el largo periodo de distanciamiento social.
Limitemos la cantidad de información negativa que consumimos, hagamos ejercicio, hablemos de lo que sentimos, pidamos ayuda si la necesitamos, mantengámonos en contacto todo lo posible con nuestros seres queridos, apoyémonos entre todos, tratemos de enfrentar día a día las dificultades que se van presentando, no dejemos de buscar oportunidades y de hacer planes.
Levantémonos todos los días agradeciendo que estamos vivos y tengamos la certeza de que, aunque vengan tiempos difíciles, sobreviviremos y saldremos adelante fortalecidos.
Twitter: @ortegarance
jl/I