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Arraigada, violencia en albergues infantiles: Redim

(Foto: Cuartoscuro).

El caso de un menor de edad que sufrió maltrato al interior del albergue Cien Corazones, como se evidenció en un video en redes sociales, refleja que la violencia contra la niñez está institucionalizada, consideró Juan Martín Pérez, director de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim).

Mencionó que desde hace cuatro años denunciaron este tipo de prácticas y en la administración estatal pasada se comprometieron a erradicarlas, situación que no sucedió, por lo que tienen que castigarse a las personas responsables. 

“No solamente es una agresión, es tortura, porque el niño está dependiendo totalmente de los hechos vitales de esta persona, porque está inhabilitado en su movilidad y depende claramente de él o de ella para los temas más básicos como comer, ir al baño, o incluso el juego. Entonces esto sí tiene que tener una sanción, no sólo de la persona involucrada sino de las autoridades que están a cargo”.

En entrevista para Informativo NTR, con Nivia Cervantes, el activista mencionó que este tipo de problemas ocurren a nivel nacional, pese a que existe legislatura y tratados que estipulan que los albergues no son adecuados para restituir los derechos humanos de la niñez.

“En 2011, Naciones Unidas emitió las directrices para los cuidados alternativos, esto significa que se tiene que priorizar siempre que un niño o una niña vaya con su familia hasta el cuarto grado, es decir si por una razón papá o mamá no pueden, por lo que sea, hay tíos, hay abuelos, y la lógica de que no es apropiado que un niño vaya a una institución, la Convención de los Derechos de los Niños es explícita, que tiene que ser la última opción”.

Juan Martín Pérez explicó que una niña o niño que crece en un ambiente como el que ofrecen los albergues, y más cuando hay violencia presente, tendrá permanentes daños psicológicos y sociales.

“La evidencia internacional en niñas y niños que están en instituciones es de retraso social, dificultades para establecer vínculos de trabajo, vínculos amorosos,  y en muchas ocasiones se genera lo que conocemos como una cultura de institucionalización, es decir, que tienen literalmente dificultad para establecer vínculos sociales más allá de las cuatro paredes, por el control total que representan estos lugares que literalmente son cárceles”.

JB