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Abuso sexual infantil

El abuso sexual en niños sigue al alza en nuestro país, lo mismo la explotación laboral como la violencia y el maltrato en menores; 90 por ciento de los casos ocurre en la propia familia, donde se supone representan lo más valioso, la mayor preocupación y el amor más grande.

Dichos delitos no se denuncian por miedo, vergüenza y desconfianza, por lo que la impunidad es el mejor aliado de los agresores: 99 por ciento de los casos no tiene una consecuencia. Para entender mejor: de mil casos de violación infantil se denuncian cien y de ellos un caso llega a tener condena.

El abuso infantil debiera ser imprescriptible para que los pederastas puedan ser denunciados y condenados aun décadas después; dicho delito actualmente prescribe a los 10 años.

La OCDE confirma que México es primer lugar en abuso sexual infantil. Se le suma que México es destino mundial en pornografía de menores, turismo sexual infantil y prostitución de menores.

La Secretaría de Educación imparte programas de educación sexual a partir de cuarto de primaria, donde se habla de los caracteres sexuales, la reproducción, la diversidad y la discriminación de género, el funcionamiento de los aparatos reproductores, los riesgos del embarazo no deseado y la dignidad del ser humano.

En mi opinión, tanto en casa como en la escuela se debiera hablar con mayor claridad sobre el incómodo tema del abuso sexual infantil. Entrenar a nuestros hijos contra un posible acoso y hablarles con franqueza sobre las partes de su cuerpo, la realidad del riesgo que tienen al convivir con amigos, familiares, vecinos que sean mayores a ellos. Darles la confianza y enseñarlos a denunciar cualquier comentario obsceno, una mirada lasciva, la exposición a material pornográfico o el emplearlos para producción de pornografía; acusar cualquier contacto físico como un beso, una caricia, un tocamiento o una penetración.

Advertirles que no existen secretos ni mentiras entre los que nos amamos y nos cuidamos y proporcionar destrezas para salir de situaciones incómodas. Los adultos debemos estar al pendiente de la visita de nuestros hijos a casas de familiares, amigos y vecinos, a lugares de recreación como parques o canchas deportivas. Estar atentos a sus redes sociales, uso de Internet, tipo de amistades. No permitir regalos de adultos malintencionados o de desconocidos.

Los niños víctimas de abuso sexual presentan pesadillas, problemas de sueño, desórdenes alimentarios, avisos de suicidio, bajo rendimiento escolar, alteraciones del lenguaje, desgano a la actividad física, aislamiento, agresividad, miedo, tristeza. En nuestro país, en nuestra comunidad y en nuestro hogar no debiera existir ni la violencia ni la explotación ni el abuso infantil.

Nuestros niños debieran estar estudiando, jugando, formándose en las labores del hogar, aprendiendo de la vida rodeados del amor de sus padres. De nosotros depende hacer de cada adulto un promotor de la felicidad y armonía en nuestro hogar siendo exigentes y considerados con los hijos, pero también enseñarlos a protegerse del monstruo pederasta que puede destruir su vida.

JB