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Quinto Patio

La confrontación entre el grupo político de la Universidad de Guadalajara (UdeG) y el gobierno estatal no fue solo de lengua y salivazos. Para nada. También tuvo un costo económico, con recursos salidos de las finanzas de cada adversario. O sea, de nuestros impuestos. Porque protestar y difundir mensajes no es gratis. Y si la UdeG reporta un gasto de 7.5 millones de pesucos en propaganda, el gobierno estatal solo asegura que destinó 665 mil en desplegados, sin contar, claro, el costo que, por ejemplo, tiene producir los videotazos que le grabaron a Enrique Alfaro para responder, criticar, denunciar, advertir e ironizar contra el jefe político universitario Raúl Padilla y el rector general, Ricardo Villanueva.

Pero, bueno, bueno, aceptando sin conceder que todo quedó en 8.2 millones de pesos, porque fue mucho mayor la cantidad, lo cierto es que no es una pequeña suma. En esa guerra de discursos y manifestaciones que duró alrededor de 10 meses, donde cada bando buscó instalar en la opinión pública su postura, finalmente los 140 mdp que le mocharon (término tapatío) al Museo de Ciencias Ambientales como que quedaron, por ahora, en el limbo. Se acerca la batalla por el presupuesto universitario para 2023.

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Usted tampoco se deje engañar. Ya este jueves la Asociación de Empresarios Mexicanos de Grúas advirtió que en Jalisco operan empresas piratas que terminan abusando y haciendo cobros excesivos para el arrastre de vehículos. El problema es tal que debieron firmar un convenio con conductores de plataforma, y es que con ellos los grulleros apócrifos hacían su agosto, su abril y su mayo.

¿Y la autoridad? Bien, gracias, y es que las omisiones, el hacer como que la virgen les habla, termina dándoles a los grulleros piratas la permisibilidad y tolerancia para que sigan estafando y lucrando con las personas en situación de emergencia. El problema es que ni la propia Policía Vial, ni la Setran, tienen siquiera un registro actualizado de grulleros. ¿Cómo andarán las mochadas? Lástima que los perjudicados sean los ciudadanos.

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Al más puro estilo de Beto el Boticario, la Comisaría de Tlaquepaque intenta desaparecer crímenes, hacer como que nada pasa y tratar de jugarle el dedo en la boca a la población. Pero como dijo el Chapulín Colorado, “no contaban con la astucia… de los medios de comunicación”. Ayer la autoridad municipal quiso minimizar un multihomicidio en donde cuatro personas, incluyendo una mujer, fueron asesinados y abandonados a bordo de una camioneta sobre el Periférico Sur.

Ah, pero para la policía nada pasaba e incluso mintieron asegurando que las personas murieron ¡por asfixia!, mientras que la versión oficial de la Fiscalía del Estado fue que todos presentaban impactos por arma de fuego. Y es que, en la comisaría de Tlaquepaque, como la Chimoltrufia, así como dicen una cosa, dicen otra, pero el municipio queda evidenciado. La violencia lo tiene preso.

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El alcalde de Guadalajara, Pablo Lemus, busca ir dejando huella en la ciudad y ayer lo demostró con la vehemencia que defendió la escultura El Palomar y los 40.2 mdp que costará. Puso énfasis que en las tomas aéreas de Paseo Alcalde destacará esta escultura de Luis Barragán y, con el puente de Raúl Gómez Tremari, distinguirá a la ciudad y ambas la llenarán de orgullo.

Y se destacará, claro, el trabajo de los dos arquitectos mexicanos. Así que incluso pidió que no se escatimen recursos cuando se trate de destacar la cultura de la ciudad, y pidió también que apoyen su difusión como él lo está haciendo. Aunque, hay que reconocer, que 40.2 milloncitos no son una bicoca en estos tiempos y necesidades.

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jl/I