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Arroyos borrados

Durante el temporal, al menos van siete personas que mueren en la ciudad por accidentes relacionados con las lluvias.

Las dos víctimas más recientes, una persona mayor y la trabajadora que se encargaba de sus cuidados, murieron bajo el agua que superó los 2 metros de altura en el túnel vehicular de Periférico y la avenida Servidor Público, en Zapopan, el 7 de septiembre.

Ante la tragedia, las autoridades han preferido repartir culpas y evaden su responsabilidad por el problema vinculado al desarrollo urbano.

El alcalde zapopano, Juan José Frangie, deslindó a su administración y culpó a la acumulación de basura, que si bien tiene su importancia, no es el único factor de inundaciones.

El gobernador Enrique Alfaro dijo que fue “una mala decisión” de las personas que se ahogaron por haber intentado cruzar el paso a desnivel durante la tormenta.

Desde los discursos oficiales muy pocas veces aceptan que uno de los factores del incremento de inundaciones tiene que ver con la mala planeación urbana o la nula aplicación de los programas de ordenamiento territorial en ciertas zonas. No reconocen las consecuencias de decisiones políticas que privilegian el lucro privado y permiten construir torres y fraccionamientos encima de cauces de agua y zonas de infiltración.

La ganancia económica de unos cuantos por encima de la seguridad del resto de la población y de los ecosistemas.

El lugar donde perdieron la vida estas dos personas es un ejemplo perfecto de lo que ocurre en muchas zonas de la ciudad. El paso a desnivel que se inundó y donde quedaron atrapadas las víctimas se construyó invadiendo un costado de un cauce afluente del arroyo La Campana, ese que atraviesa el Bosque Pedagógico del Agua que tanto han presumido los gobiernos de Jalisco, Guadalajara y Zapopan.

Es responsabilidad de los gobiernos haber construido un túnel vehicular en un cauce previsiblemente en riesgo de inundación. Pero no es la única negligencia.

En el plano de zonificación del Plan Parcial de Desarrollo Urbano del distrito 4, La Tuzanía, están claramente delimitados los cauces de los ramales del arroyo La Campana.

Este documento de 2012 debió regir el crecimiento de la ciudad en esa zona. En el mapa se ven los brazos del arroyo marcados en color azul y sus contornos rodeados con una marca que les señala como áreas de protección a cauces y cuerpos de agua.

En teoría, nada debió construirse en esos espacios. Pero no ocurrió así.

Durante 2010, en el gobierno de Emilio González Márquez, comenzó la construcción de PALCCO, un espacio privado con subsidio público que invadió parte del cauce del arroyo La Campana y que, según los planes parciales, debió respetar el paso del agua y ser un espacio verde y abierto, no un centro de exposiciones con un ágora para más de 5 mil personas.

El agua que antes se infiltraba o se retenía de forma natural ahora corre sobre el concreto a más velocidad e incrementa el riesgo a la población.

Pero no es la única construcción que invade el arroyo. Actualmente hay al menos siete torres que se levantan y ya en venta sobre cuatro brazos de La Campana, en avenida Servidor Público, a solo unos metros del túnel donde murieron ahogadas dos personas.

¿Qué empresarios se enriquecen a costa de la vida y el medio ambiente? ¿Qué servidores públicos autorizaron construcciones que borran cauces de agua que debieron proteger?

Está claro que esas preguntas prefieren ser ignoradas por nuestros gobernantes. Es más fácil culpar a la ciudadanía por tirar basura y por manejar durante una tormenta.

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X: @RumorDiscordia

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