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Votar o no votar de manera informada, he ahí el dilema

En nuestro estado de Jalisco, los procesos electorales no han permeado a toda la población, señalan los estudios sobre cultura política y algunas encuestas, ya que el nivel de abstención electoral sigue siendo muy alto; muchos ciudadanos no creen que las elecciones sirvan para mejorar sus condiciones de vida. 

El abstencionismo tiene dos caras; por un lado, están los abstencionistas pasivos, que no creen que la política sirva para mejorar sus condiciones de vida, ya que no tienen claros los beneficios de votar. Por otro lado, están los abstencionistas activos, los que dicen que no votan par no legitimar. 

Según los analistas políticos, los niveles de abstencionismo en Jalisco están alrededor de 40 por ciento de la población. En pasados procesos electorales en varios municipios metropolitanos se ha dado un nivel de abstencionismo que sobrepasa 50 por ciento de los posibles votantes. 

Además, influye el que la participación ciudadana en las elecciones intermedias suele ser menor que en los comicios donde se elige gobernador y presidente; las intermedias provocan menos interés en la gran mayoría de las y los ciudadanos. Tener malos gobiernos, con la combinación de campañas sin mensaje, es un caldo de cultivo para mantener altos niveles de abstención. 

Los spots publicitarios no aportan nada a la cultura política ni alientan a la ciudadanía a votar. Las frases huecas, las medias verdades y el incremento de la polarización son las principales características de estos mensajes repetitivos que igualan la decisión del voto a la compra de una comida chatarra. 

Respecto a cómo las personas realmente se informan sobre política, la televisión sigue siendo el medio más usado para ello, seguido de Facebook, luego la radio y enseguida la prensa escrita. 

La gente sabe que durante la campaña electoral les van a prometer que su vida mejorará de forma sustantiva, pero la experiencia concreta y vivida dice todo lo contrario. 

La mayor parte de los ciudadanos esperan planteamientos de soluciones viables a las principales demandas de la sociedad como la seguridad, salud, economía y agua. No se necesitan ni jingles ni gorras ni calcas. 

Para la gran mayoría de los ciudadanos, las campañas políticas no tienen ningún significado y la sensación que dejan es que es un tiempo de saturación de mensajes, algunos más melosos que otros, algunos más ingeniosos que otros, pero que no representan ninguna novedad ni ningún aprendizaje sobre lo que es la democracia. 

Hoy, los ciudadanos perciben que las campañas electorales siguen siendo muy caras y los recursos asignados a los partidos políticos no justifican el costo-beneficio para la ciudadanía. 

Es necesario avanzar en la realización de campañas con financiamiento menor y con garantías de equidad y transparencia en todas las contiendas. 

La realidad es que tenemos muchos partidos y pocas propuestas. Tener 13 partidos en competencia electoral es un exceso, ya que el aporte de algunas de las nuevas expresiones políticas fue casi nulo; habrá que aumentar el nivel de votación que permita que un instituto político tenga derecho a competir por cargos de elección popular, o sea, aumentar al 5 por ciento de la votación válida para contar con el registro electoral. 

Un tema importante es la elección de los plurinominales. Para elegirlos es necesario cambiar el modelo; se debe procurar con cambios en la ley electoral, el que las personas puedan votar directamente a los candidatos a diputaciones plurinominales para que lleguen las personas que fueron votadas por la ciudadanía y no los que los partidos definen. 

Los partidos en México hace mucho dejaron de ser espacios donde se elaboraban y proponían visiones del mundo, ideas de nación y donde se construían propuestas de corto, mediano y largo plazo. 

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