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Los ecos de Centroamérica

En las últimas semanas varios asuntos relacionados con Centroamérica han tenido impacto en el horizonte de temas de nuestro país. Particularmente lo relacionado con la migración ha sido y es un tema urgente que, a pesar de su permanencia, no tiene los rangos de visibilidad que debería tener. En el periodo presidencial norteamericano de Donald Trump el tema se convirtió, para la presente administración federal, en un asunto de modulación migratoria centroamericana hacia los Estados Unidos que, a diferencia de otras décadas, la preminencia de centroamericanos migrando hacia al vecino país del norte representó un asunto estratégico de seguridad, de la cual, en su momento, nuestro país se convirtió en el dique de contención de dicha migración. 

El muro fronterizo que anunciaba el presidente Trump se convirtió en un esquema de regulación migratoria en el sur de nuestro país, con una incipiente Guardia Nacional orientada a actividades de ordenación migratoria, más que a los temas de seguridad, en una época en que la inseguridad se convertía en uno de los temas urgentes de nuestro país y, en esos momentos, de la incipiente administración de la 4T. 

Los flujos migratorios siguen concentrándose en el sur de nuestro país y las caravanas, progresivamente, no han dejado de circular por el territorio nacional camino a los Estados Unidos. No hay políticas claras o, en todo caso, parecería un problema ajeno al desarrollo de actividades en nuestro país. El efecto de la circulación de varios países, incluyendo al Caribe y algunos países africanos, plantea la necesidad de una regulación ordenada y de perspectiva, por lo menos de mediano plazo. 

La semana pasada Nicaragua tuvo unas elecciones muy polémicas, en las que el presidente Daniel Ortega surge con un 75 por ciento de votos a favor, con 50 por ciento de casillas computadas, pero sin una oposición electoral debido al encarcelamiento de los líderes opositores que fueron detenidos en diferentes momentos, disminuyendo y anulando así la presencia de otras fuerzas políticas diferentes al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Constituye un tema importante respecto del cual la comunidad internacional ha generado diferentes cuestionamientos. Se han expresado posiciones a favor y en contra de la regularidad del proceso electoral en su conjunto, y han demandado a México su opinión al respecto. Así como lo señala la agencia EFE que menciona que “Human Rights Watch (HRW) calificó (el) viernes (pasado) de ‘vergonzosa y decepcionante’ la respuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador a la crisis de Nicaragua” al manifestarse por no intervenir, lo que no significa, no opinar. 

Otra crisis derivada del equipo de la presente administración fue la boda del titular de la Unidad de Investigaciones Financieras (UIF), en Guatemala. A la titular de Turismo de la Ciudad de México que fue a ese evento social, justo cuando se generaba una de las actividades turísticas más trascendentales en la capital del país, como lo fue el gran premio de la Fórmula 1, la funcionaria llegó a Guatemala donde se le relacionó con una suma de 35 mil dólares no declarados. El resultado ha sido el cese de la funcionaria, pero el efecto de la calidad moral que plantea el equipo gobernante se vio considerablemente afectado. 

Las señales que llegan de Centroamérica tienen y tendrán resonancia en las decisiones de gestión pública. La diversidad de temas plantea la necesidad de establecer una revisión profesional de todos los aspectos que involucra la región, sobre todo si se asume que hay una intención de liderazgo sobre la zona. Se requiere una política profesional de análisis serio y prospectivo, en una zona que tiene una incuestionable presencia en nuestro país y un efecto importante en las estrategias de la política nacional e internacional. 

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