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Claman por fin de ofensiva contra el pueblo kurdo

(Foto: NTR)

"¿Dónde está la humanidad? ¿Dónde está?". Este es el reclamo desesperado que, desde Guadalajara, lanzó Enjin, una joven kurda residente en la ciudad.  

Mientras lágrimas de rabia se derramaban por su rostro, a más de 12 mil kilómetros de distancia, la población de Rojava, como se conoce a la región bajo control kurdo ubicada en el norte de Siria, se enfrentaba por séptimo día consecutivo a una ofensiva militar emprendida por el gobierno turco de Recep Tayyip Erdoğan.  

Aunque la población de kurdos en el mundo se estima en alrededor de 50 millones de personas, disputas centenarias por el territorio han derivado en que, actualmente, sea el pueblo más numeroso del orbe que no cuenta con un Estado. Por ende, se encuentran mayormente dispersos dentro de las fronteras de Turquía, Irán, Irak y Siria. 

Desde hace alrededor de ocho años, en los primeros momentos de la guerra civil siria, grupos kurdos se hicieron con el control de Rojava, donde implementaron una forma de organización política conocida como confederalismo. Gracias a la conformación de milicias en las que las mujeres tienen una amplia participación, lograron contrarrestar el avance del Estado Islámico.  

Esta situación les valió el apoyo de Estados Unidos, cuyo gobierno facilitó armas para los combates que, a decir de Enjin, se cobraron más de 11 mil vidas; sin embargo, la semana pasada el presidente Donald Trump anunció el retiro de las tropas estadounidenses que permanecían en la zona, lo que dio paso a los ataques de la administración turca, que busca establecer en el lugar una zona para acoger a, al menos, un millón de refugiados sirios que, actualmente, se encuentran en el país euroasiático.  

“Estamos sufriendo esta guerra, destruyen las casas, destruyen todo. Todo está perdido”, lamentó Enjin, quien ayer, junto con otra treintena de personas, se manifestó en las inmediaciones del consulado de Estados Unidos en Guadalajara exigiendo el fin de la ofensiva que, consideran, no se trata de otra cosa que de un genocidio.  

Tras el dolor de Enjin, no obstante, yace un objetivo: terminar con la indiferencia hacia un pueblo que parece invisible para la comunidad internacional

da/i