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La ciudad invisible de los desaparecidos

La Organización de las Naciones Unidas declaró el 30 de agosto como el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas y en México, más de 91 mil 314 personas han sido reportadas como desaparecidas o no localizadas desde los años 60. 

¿Quiénes son? ¿Cuáles son sus nombres? ¿Cuántos son hombres, mujeres, niñas, niños, adolescentes, ancianos? ¿Qué edades tenían cuando su familia las vio por última vez? ¿Quiénes han sido encontrados con vida? ¿Cómo los han localizado? ¿Cuántos han recobrado la identidad? ¿Quiénes son los culpables? 

En casi 15 años, desde que Felipe Calderón emprendió una agresiva estrategia de militarización no ha sido posible tener más información sobre el fenómeno de la desaparición en el país ni de las víctimas ni de los perpetradores. 

En este día no sabemos el número de víctimas de desaparición forzada; así de mal está la rendición de cuentas y el trabajo de memoria. Los datos sobre desaparición siguen siendo pocos, faltantes, incompletos en el ámbito federal y en los estados. 

A nivel nacional la opacidad ya es una característica de la Secretaría de Gobernación, de la Comisión Nacional de Búsqueda y de la Fiscalía General de la República. 

Tampoco hay registros públicos sobre los cuerpos de personas fallecidas bajo el resguardo de los servicios forenses. Ahí podrían estar miles de personas reportadas como desaparecidas. 

El jueves, más de 74 colectivos de familiares de personas desaparecidas en el país, aglutinados en Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México, informaron que hay por lo menos 52 mil personas fallecidas sin identificar desde 2006. 

Esa información la obtuvieron las familias de solicitudes de información pública a las fiscalías del país y a los servicios forenses. 

Son periodistas, familias o académicos quienes siguen relevando y revelando la información de interés público, no es el Estado, aunque en las leyes está claro que debe hacerlo. 

En México no sólo ha continuado la estrategia de militarización con Enrique Peña Nieto y durante el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador; también ha continuado la opacidad. 

¿De qué tamaño es el vacío social? 

No es posible saberlo a detalle sin los datos mínimos que deben transparentar estas dependencias. Tener un desglose de información permite conocer nombres, fechas de desaparición, encontrar patrones y coincidencias, analizar, proyectar, dar pasos hacia adelante. 

“Hay una ciudad invisible de seres humanos que no están hoy con nosotros. El dolor y el duelo de los familiares no se cierran, porque a la inmensa mayoría le falta conocer la verdad de lo ocurrido, enterrar a sus seres queridos y vencer la impunidad. Esta deuda no solo es con las familias, sino con toda la sociedad, con aquellas personas que compartieron espacios de vida y de trabajo, que las quisieron, con lo que perdimos como país y por su ausencia”. 

El fragmento es de Luz Marina Monzón, la directora general de la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas de Colombia. Escribió una editorial en el diario El Espectador este domingo y son palabras que llegan desde otro país pero que calzan bien con lo que ocurre en México. 

Monzón habla de una ciudad invisible y me imagino una ciudad del tamaño del Estadio Azteca, que tiene una capacidad para 87 mil 523 personas, y faltarían espacios. 

Las personas desaparecidas podrían poblar 10 veces la colonia Condesa en la Ciudad de México. ¿Podemos acaso pensar en una Condesa sin gente en las calles, en los parques, con las luces de esas hermosas casas apagadas? 

Más de 91 mil personas desaparecidas es la séptima parte de la población en Tlaquepaque (Jalisco), la sexta parte en Coyoacán (Ciudad de México), casi 70 por ciento de los habitantes de San Pedro Garza García (Nuevo León). 

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jl/I