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Adán Augusto, Alfaro y Villanueva: quién gana, quién pierde

No es tan usual que un secretario de Gobernación viaje a una entidad federativa, sostenga una reunión privada y permita que se haga pública sin ofrecer una explicación sobre los asuntos que se trataron en la misma. Un día antes de la visita de Adán Augusto López a Casa Jalisco las redes sociales explotaban en especulaciones sobre la salud del presidente.

El funcionario federal no se había manifestado respecto a su encuentro con Enrique Alfaro y Ricardo Villanueva, pero en la conferencia mañanera de ayer dijo que este tipo de reuniones son parte de las tareas encomendadas a la Secretaría de Gobernación: “Es parte de la gobernabilidad que construimos, es parte de las tareas, ser enlace y facilitador”, sostuvo.

El secretario afirmó, además, que fue una conversación agradable donde se analizaron escenarios y en la que se comprometieron, tanto el gobernador como el rector, a mantener el diálogo y construir acuerdos, “ellos acordaron puntos por los que va a transitar la relación en las próximas semanas y meses”.

Tras este telón de fondo, la noche del domingo, en medio de la vorágine mediática y digital, se anunciaba que, ante la ausencia obligada del presidente, el secretario encabezaría las conferencias matutinas. Aun así, y contra todo pronóstico, Adán Augusto acudió a la cita con el gobernador del estado y con el rector general de la Universidad de Guadalajara. Sin embargo, la pregunta que queda suelta es: ¿de verdad, era y es tan importante para el gobierno federal que un gobernador y un rector acuerden y lleven la guerra en paz?

En lo visible, la reunión fue útil para atenuar la tensión entre el gobierno de Jalisco y la Universidad de Guadalajara, que se ablandó inmediatamente luego del fallecimiento del ex rector y presidente de la Feria Internacional del Libro, Raúl Padilla López. Las fotografías que circularon en redes sociales mostraron armonía y concordia, dejando claro que en política las circunstancias y coyunturas van definiendo personajes y que, efectivamente, no hay enemigos eternos.

Más allá del anhelado acuerdo de paz y el noble propósito del concilio, existen los malditos escenarios político-electorales, esos donde unos ganan y otros pierden. Pero vayamos por partes. No hay duda de que los tres actores tienen aspiraciones electorales, dos lo hacen de forma abierta, el otro se ha mostrado intermitente. Alfaro y Adán Augusto aspiran ser candidatos a la Presidencia por sus respectivos partidos, Villanueva pretende jugar por Guadalajara. Entonces, ¿cómo queda el tablero?

Gana Adán Augusto. El secretario de Gobernación vino a Jalisco porque nuestro estado es importante en el mapa electoral de 2024, porque MC podría ser el último clavo en el ataúd de la alianza opositora y porque es una pieza prioritaria para Morena, para Sheinbaum, para Ebrard y para el propio secretario. Adán Augusto gana porque se muestra como un actor mesurado, que da lugar a los acuerdos. Si hay arreglo con Alfaro y Samuel García, garantizan que MC no jueguen con PAN y PRI a cambio de mantener sus estados y perfilar a sus candidatos o candidatas de confianza.

Gana Alfaro. Porque desactiva a la universidad de cara a la elección de 2024 con todo y su potente aparato de comunicación y su partido (Hagamos); porque acota las aspiraciones de Pablo Lemus en dos espacios que podrían ser su “plan B”, en caso de no salir favorecido con la candidatura a la gubernatura de MC: Morena y Hagamos. Además, refrenda el diálogo y la concordia con el gobierno federal y el presidente.

Pierde Villanueva. Al menos en lo político-electoral, el rector perderá fuerza porque en tiempos de paz los “leones” y él mismo son menos visibles. La manada quieta no genera réditos electorales. La guerra ofrece ganancias, como bien lo sabía Padilla López, pero Ricardo es hombre de paz, le gustan los proyectos públicos, pero no la tensión que generan las batallas políticas.

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Adán Augusto acudió a la cita con el gobernador del estado y con el rector general de la Universidad de Guadalajara. Sin embargo, la pregunta que queda suelta es: ¿de verdad, era y es tan importante para el gobierno federal que un gobernador y un rector acuerden y lleven la guerra en paz?

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GR/I