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Lemus vs. Uribe

Las elecciones del próximo 6 de junio en Guadalajara y Zapopan definirán no sólo a los gobernantes de los dos municipios más importantes de Jalisco, sino también el futuro de dos proyectos con trascendencia local y, quizá, nacional. Pablo Lemus y Alberto Uribe son los nombres que suenan en estos días de campañas; recorren las calles, asisten a reuniones públicas y a encuentros privados poniendo atención a sus contrincantes de ocasión, pero observándose de reojo. No competirán en la misma boleta en 2021, pero ambos saben que es muy probable que se vean las caras en 2024. 

Lemus y Uribe son dos perfiles que podrían reivindicar a una alicaída clase política de Jalisco, que después de Aristóteles Sandoval y Enrique Alfaro parece urgida de liderazgos. Lemus y Uribe han estado, en diferentes momentos, muy cerca de Alfaro; los dos, también, han tenido desencuentros con él, los de Uribe determinantes en su presente político. El ex presidente municipal de Tlajomulco rompió con Alfaro para unirse al equipo del canciller Ebrard; Lemus estuvo a punto de hacerlo, pero lograron retenerlo en las filas naranjas; después, le cayó de rebote la candidatura en Guadalajara. 

Así, Pablo Lemus representa la continuidad de Movimiento Ciudadano en la capital de Jalisco, que en términos reales y simbólicos es vital para la estrategia nacional de este partido y para Enrique Alfaro. Más allá de que Lemus pertenezca o no al grupo más cercano del gobernador, el resultado de esta elección determinará, en buena medida, el tablero sobre el que se jugará en 2024. Ganando Lemus la alcaldía tendrá asegurado un lugar en la boleta como candidato a gobernador. 

En Zapopan, Alberto Uribe también se mantiene al frente en las preferencias electorales, de acuerdo con los últimos sondeos y encuestas de opinión. Si bien Morena tiene amplia ventaja también en Tonalá y Tlaquepaque, el triunfo en Zapopan es fundamental para este partido, por las dimensiones políticas, sociales y económicas del municipio y por el perfil del candidato. Gobernando Zapopan –lo mismo que Lemus en Guadalajara–, Uribe tendría amplias posibilidades de aparecer en la boleta como candidato a gobernador por Morena en 2024. 

Pero, más allá de los números, lo que hoy se percibe en las mesas de redacción, en las profecías de los periodistas, en las proyecciones de los asesores y en las reuniones de los empresarios es la posibilidad de ver frente a frente a estos dos políticos que, por una parte, entregaron buenas cuentas como gobernantes de Zapopan y Tlajomulco y, por otra, generan mucha más pasión e interés que el doctor Carlos Lomelí y el empresario Juan José Frangie, candidatos apenas visibles que hasta el momento no han podido enganchar a la gente, no tienen un mensaje claro y no han encontrado su lugar en estas campañas que corren al ritmo que los punteros van determinando. 

En la próxima elección intermedia, MC y Morena se presentarán en los municipios de Jalisco como los únicos proyectos con posibilidades reales de ganar, antagónicos y opuestos, en muchos sentidos, pero con fortalezas competitivas respecto al resto de los partidos. 

Ya sabemos que el resultado dependerá de la eficacia real de las estructuras electorales para llevar a sus feligresías a votar, de la penetración de sus respectivos mensajes, de las emociones que despierte cada uno de los candidatos y de la capacidad que tengan los equipos de estrategia para sostener una narrativa que propicie interés y que incentive la participación de la ciudadanía en una coyuntura compleja, inmersa en el desánimo y el hartazgo provocados por una crisis de salud y económica que ha azotado al mundo entero. 

Por lo pronto, las encuestas, hasta hoy, sugieren un escenario de expectativa y cierto morbo, de cara a la elección de gobernador de 2024. Hagan sus apuestas. 

Twitter: @cronopio91

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