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¿Para qué sirve el canal del Congreso?

El 30 de abril, el canal del Congreso de Jalisco, bautizado como Canal Parlamentario, con la transmisión del informe de actividades del diputado Salvador Caro, a la sazón presidente del Congreso y un decidido impulsor de la creación del canal televisivo, dio inicio formal a sus actividades. No obstante del indiscutible avance que la apertura del canal significa (o puede significar) para la visibilidad y transparencia de las actividades legislativas, a las cuales casi siempre rodea un halo de opacidad y secretismo, la puesta en marcha del canal se realizó en medio de un ambiente en el que se advertía desde un evidente desdén –¿para qué sirve?, decían algunos– hasta una franca oposición –es un despilfarro, como argumentaron otros–. Lo paradójico en este caso es que las críticas no venían de la población en general, de los ciudadanos de a pie, sino de algunos personajes de los medios de comunicación, pero también, irónicamente, de algunos diputados, es decir, de representantes populares.

Resulta pertinente intentar una respuesta a los que señalaban la inutilidad de un medio de comunicación más en un espacio mediático ya saturado o a los que calificaban como despilfarro el gasto (o la inversión) de los 10 millones de pesos que costaría su implementación. Resulta pertinente, pues, dar respuesta a la pregunta: ¿para qué sirve un canal del Congreso?

Los beneficios de un canal televisivo que transmita las actividades del Legislativo resultan incuestionables en un sistema político que pretende sustentarse en la democracia representativa. En el modelo mexicano, la figura del diputado es la que materializa, de una manera directa, los intereses de los ciudadanos a quienes representa. Desde esa perspectiva, el canal representa un formidable medio de comunicación que debe (insisto en el debe) permitir a los ciudadanos asomarse a las vicisitudes específicas que caracterizan la práctica legislativa. Debe ser una ventana para que el ciudadano interesado en los asuntos públicos no solamente pueda ser testigo de las sesiones plenarias, sino que se convierta en un observador vigilante de la discusión que se desarrolla en el seno de las diversas comisiones. Porque es en el interior de las comisiones donde se toman las decisiones que tendrán efecto sobre la ciudadanía. Si el Canal Parlamentario quiere cumplir con su función informativa debe convertirse en un instrumento que abone a la transparencia y la máxima visibilidad de la práctica legislativa. Debe reflejar con fidelidad la composición plural de sus integrantes y servir de tribuna a la diversidad de expresiones partidarias que lo conforman.

De entrada, habría que decir que un canal parlamentario, por sus propias características, nunca será un canal dirigido a las grandes audiencias. Su vocación no es competir con los canales comerciales, cuya programación se enfoca hacia el entretenimiento; tampoco tiene entre sus objetivos la rentabilidad financiera. Su propósito, en tanto su condición de medio público, es atender a las necesidades culturales, educativas e informativas de los ciudadanos. En este sentido, el monto invertido en su operación representa un mínimo de las obligaciones del Estado hacia el derecho de los ciudadanos a estar informados. Por ello, resulta lamentable la oposición que manifestaron algunos diputados.

Este tipo de actitudes contribuye a profundizar la brecha que existe entre los diputados y el ciudadano que provoca una crisis en la representación política. Uno de los aspectos que alimentan esta crisis es el desconocimiento del grueso de la población sobre las especificidades de la práctica legislativa. El canal del Congreso representa un valioso instrumento para abatir ese distanciamiento. En un sondeo realizado a los usuarios del canal del Congreso se descubrió que en aquellos entrevistados que declararon seguir las transmisiones con cierta regularidad la percepción positiva hacia el desempeño de los legisladores se incrementaba sustancialmente.

El Canal Parlamentario enfrenta este desafío y habría que desearle éxito en su misión. Su reciente incorporación a la red de televisoras públicas de México es un ingrediente que abona a su institucionalización.

@fracegon

JJ/I