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El 5G: señales, ficciones y reflexiones

¿Cuántas veces en la historia los escritores de ciencia ficción han hecho predicciones acertadas del futuro décadas antes de que éste se convierta en presente?

Julio Verne anticipó el viaje a la Luna más de 100 años antes de que ocurriera. Isaac Asimov y Ray Bradbury describieron coches con “cerebros robóticos” que se manejaban solos más de 50 años antes de que se desarrollaran los primeros vehículos autónomos. H. G. Wells advirtió sobre la capacidad destructiva de la fisión del átomo más de tres décadas antes de que el Proyecto Manhattan creara la primera bomba nuclear. En los 70 y 80, escritores del género cyberpunk como Philip K. Dick y William Gibson imaginaron tecnologías basadas en el mundo digital que hoy consideramos normales como las redes sociales, la realidad virtual y la inteligencia artificial.

Visionarios como ellos han sabido leer las señales de sus tiempos y proyectarlas hacia el futuro con narrativas que influyeron en la construcción de lo que vino después y propiciaron reflexiones necesarias. Asimov acuñó el término robótica en sus obras de ficción que después fue utilizado para describir un campo serio de la ingeniería y sus leyes de la robótica detonaron la conversación sobre cuestiones éticas en el comportamiento de las máquinas.

Hoy también existen visionarios que escriben en ficción sobre posibles futuros del mundo a partir de las señales que vemos todos en la tecnología, la política, la economía y la configuración social.

Dos de ellos me han dejado pensando mucho: Malka Older con la trilogía que arrancó con su libro Infomocracy y Eliot Peper con Cumulus y la trilogía que empezó con Bandwidth.

Ambos narran historias en futuros cercanos en los que las empresas que proveen la infraestructura tecnológica a la que están conectadas todas las personas y todos los servicios concentran tanto poder que incluso compiten con gobiernos de naciones para operar el mundo. En el camino detonan reflexiones éticas sobre la privacidad, el abuso de la información para influenciar comportamientos o decisiones políticas y hasta cómo construir una democracia más efectiva.

¿Qué señales presentes están leyendo estos visionarios para construir sus narrativas futuras? Una señal crítica es quién controla la infraestructura de conectividad en el mundo.

Hasta hoy ha habido tres grandes tipos de actores que influyen significativamente en las dinámicas del mundo digital: las empresas de telecomunicaciones que proveen el acceso a Internet por líneas fijas o móviles, las grandes plataformas que acumulan volúmenes enormes de tráfico y datos (particularmente Google, Amazon, Facebook y Apple) y los gobiernos que tratan de regular el poder las estas empresas conforme el mundo se vuelve cada vez más dependiente de ellas.

En los últimos años se ha empezado a gestar una nueva revolución en la infraestructura de conectividad: la tecnología 5G. Hasta ahora las mejoras en cómo nos conectamos a Internet sólo tenían que ver con más velocidad para poder descargar cosas más pesadas, como el streaming de películas. Pero el 5G, además de velocidad, tiene otras características, como la redundancia y la eficiencia que permiten conectar otro tipo de objetos a Internet (además de celulares y computadoras) y automatizar coches, casas y hasta ciudades.

Vicente Moret Millás lo resume muy bien en su artículo “Cómo la expansión de la tecnología 5G está provocando una batalla geopolítica” publicado en la web de la BBC el 17 de junio.

Detrás del enfrentamiento entre el gobierno de Estados Unidos y Huawei está que esta empresa, en la que el gobierno chino tiene una influencia importante, es uno de los fabricantes principales de componentes 5G. No se trata nada más de una guerra comercial, sino de una guerra tecnológica entre ambos países por el control de la infraestructura a la que estará conectado todo.

@ortegarance

JJ/I