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Alfaro: el dócil reclamo

Ahora no hubo convocatoria a las fuerzas vivas de Jalisco ni en la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres ni en ninguna otra plaza pública. Tampoco un video compartido en sus redes para lanzarle advertencias al gobierno federal ni mucho menos reclamarle o exigirle que cumpla sus compromisos de campaña con los proyectos prioritarios para Jalisco.

Del reclamo frontal del año pasado, hoy el gobernador Enrique Alfaro Ramírez asumió una actitud dócil frente al gobierno lopezobradorista que en su presupuesto para 2020 le redujo a Jalisco un monto de 3 mil 500 millones de pesos, que no fue motivo para que el Ejecutivo jalisciense le alzara la voz al gobierno federal. Hoy el tono cambió, muy en dirección al camino que el presidente Andrés Manuel López Obrador le habrá marcado aquel 14 de febrero en su encuentro en Palacio Nacional.

En 2018 mandó un mensaje estruendoso a la capital del país; ahora en 2019 prefirió hablar ante los reporteros de la fuente ante quienes las declaraciones fueron muy en sentido contrario al año pasado. Dijo: “Ya pusimos sobre la mesa los temas que nos preocupan y vamos a platicarlos antes de establecer una postura más dura; creo que Jalisco lo que tiene que agotar es el diálogo y hacer un esfuerzo por encontrar un acuerdo con la Secretaría de Hacienda y con el Congreso (…). No está en mi agenda de interés romper la unidad del país; al contrario, lo que queremos es que desde Jalisco se construya un mensaje de unidad nacional…”.

Indudablemente que todos los jaliscienses aplauden y apoyan a su gobernador para que obtenga de la Federación los recursos económicos necesarios para el bienestar y desarrollo del estado, porque los más han reprobado su conducta pendenciera y actitud bravucona frente al presidente López Obrador, porque no solamente no lo lleva a obtener ningún beneficio, sino, por el contrario, le genera que su relación complique un mayor apoyo del gobierno federal a Jalisco.

No podemos ignorar que la reducción de 3 mil 500 millones de pesos para Jalisco en el próximo año pueda tener su condimento político ante las no buenas relaciones entre López y Alfaro, aunque en público pretendan mostrar lo contrario. Y es que Andrés Manuel no puede sacarse la espinita de aquella traición de 2012, y todo era cuestión de que ambos coincidieran en llegar al poder para hacer ajuste de cuentas. Y parece que las está haciendo.

El 5 de marzo de 2018, tres meses antes de las elecciones, en mi columna titulada “Jalisco, entre AMLO y Alfaro”, escribí lo siguiente: “Desde hace tiempo atrás las encuestas que intensamente se difunden en los medios de comunicación o en las redes sociales (…), nos dicen que si hoy fueran las elecciones para presidente de la República ganaría Andrés Manuel López Obrador, en tanto que para la gubernatura la victoria favorecería a Enrique Alfaro Ramírez”.

Agregué: “No recuerdo en elecciones anteriores en las que se haya registrado un enfrentamiento tan directo y personal entre un candidato presidencial y un contendiente por la gubernatura como el que han protagonizado Andrés Manuel y Enrique, lo que no deja de inquietar para saber qué futuro podemos esperar los habitantes de Jalisco de una relación tan descompuesta entre quien puede llegar a ser el próximo presidente de la República y el gobernador del estado”.

Y rematé: “López Obrador y Alfaro han intercambiado calificativos como corruptos, demagogos, soberbios, entre otros. De llegar ambos al poder, pregunto: ¿sabrán entenderse en beneficio de los jaliscienses o el hígado será el que guíe su actuación? Vayamos pensando también en ese escenario”.

Hoy con López Obrador como presidente y Alfaro Ramírez como gobernador, ya estamos viviendo este escenario, que puede agudizarse conforme se acerque 2021. Al tiempo.

ES TODO, nos leeremos ENTRE SEMANA.

JJ/I