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Jóvenes migrantes deportados

Cotidianamente nos encontramos en el Tren Ligero, en el camión, en las calles o plazas de Guadalajara a jóvenes hablando inglés, algunos con tatuajes; se les ve como extraños, aunque sean muy parecidos a nosotros. Poco se habla en los medios sobre estos jóvenes migrantes, los deportados. Expulsados la gran mayoría por tener alguna falta administrativa, aunque cabría reconocer que algunos participaron en actividades delictivas, pero en Estados Unidos se generaliza y se difunde que se deporta a criminales, de ahí que se estigmatice a los hombres deportados en ambos países.

¿Cómo regresan y adónde regresan? Lo hacen como pueden, o sea, con pocos recursos; en general, estos jóvenes no tienen familia en México porque se quedó en Estados Unidos. Por lo regular están regresando a las grandes ciudades o se quedan en la frontera. Algunos de estos jóvenes migrantes deportados se los llevaron sus padres siendo niños, se hicieron adolescentes y adultos en Estados Unidos, de ahí que el inglés es el idioma principal para ellos, por eso lo hablan en las calles con sus amigos, convirtiéndose en una navaja de doble filo que hay que tratarlo con cuidado porque se les critica por hacerlo, pero también les representa una ventaja hablar como estadounidense y conocer su sociedad, particularmente para las empresas llamadas call center. Para los jóvenes, este trabajo ha sido una oportunidad inesperada, la mayoría de los que son contratados cursó solamente high school. Roberto me dice: “… Nunca pensé trabajar en oficina, me pagan horas extras, me dan seguro médico… nunca pensé tener estos beneficios en mi trabajo”. Otros jóvenes han tratado de buscar oportunidades educativas, algunos lo han logrado, pero como todo joven en México, siguen enfrentándose a las dificultades que implica tener un trabajo relacionado con lo que estudiaron.

No quiero dejar la impresión de que el retorno para estos jóvenes ha sido tan fácil y con tantos beneficios. El retorno es de claroscuros. La sociedad mexicana no está preparada para recibirlos con hospitalidad; además de estas oportunidades laborales, no existen muchas otras, tampoco son muy aceptados, se les ve con recelo, poco integrados a la vida social y cultural. Existe escaso interés del gobierno mexicano por apoyar a los jóvenes migrantes deportados; en el sexenio anterior se hacía propaganda sobre algunas acciones de apoyo a migrantes retornados, la colaboración de empresas y la bienvenida que les daba el país a través del programa Somos Mexicanos. Sin embargo, como mucha propaganda gubernamental, quedó ahí sin acciones concretas y poco o nulo acercamiento real hacia los jóvenes.

Las deportaciones masivas están registradas desde el mandato de Obama y han sido parte importante del discurso desde la primera campaña de Donald Trump a la Presidencia y lo seguirán siendo para su relección. Los números importan, claro que sí, porque tenemos millones de migrantes deportados en estas últimas dos décadas en la que se han separado familias.

Preocupa la opacidad del gobierno mexicano para atender a los connacionales en Estados Unidos ante las injusticias que se cometen en los procesos de deportación, no siempre llevados con legalidad. Es obligación del gobierno mexicano atender a esta población que no tenía planeado regresar, ya que es un retorno forzado. Los jóvenes saben que no podrán emigrar nuevamente a Estados Unidos, la penalización es muy alta y no se van a arriesgar, están obligados a quedarse en un país que los vio nacer, pero que al marcharse los dejó en el olvido, se sienten extraños. Tienen que luchar por volver a encontrar su lugar y sus derechos, y volver a identificarse como mexicanos.

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JJ/I