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Volver a empezar 

Esta semana fue crucial para ponernos a prueba como sociedad, y en conjunto demostramos que no nos hemos tomado muy en serio los cuidados necesarios para preservar la salud de todos. Cuando parecía que la corresponsabilidad nos permitiría remontar el momento crítico de la pandemia en Jalisco, relajamos las medidas de cuidado, salimos a la calle, bajamos la guardia y la irresponsabilidad de unos cuantos acabó afectando a todos. La realidad se ha encargado de sacudirnos: 50 por ciento de contagios y muertes por Covid-19 se registraron en los primeros días de junio. Entonces, el esfuerzo de la mayoría, los cuidados y restricciones de casi dos meses, los tiraron a la basura unos cuantos. 

Sabemos por experiencia propia que el comportamiento del Covid-19 es extremadamente dinámico y por ello debemos estar muy atentos a lo que sucede cada día, a mantener los cuidados esenciales, aunque los contagios y las defunciones parezcan estabilizarse e incluso disminuir. Así como en Jalisco y en diversas regiones del país, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que en los últimos días la situación ha empeorado en 10 países de América Latina y Asia. Obviamente poco sirve consolarnos con el “mal de muchos”, más bien el problema deberá llevar a gobiernos y ciudadanos a cooperar haciendo muy bien lo que a cada uno corresponde. 

La responsabilidad de los gobiernos es mantenernos bien informados de manera continua y fluida, advertirnos de los riesgos que implica la distensión de los cuidados que como personas y como sociedad deberemos sostener, aunque nos canse. Nuestros gobiernos deben procurar que la infraestructura necesaria para atender a los enfermos y contener los contagios esté disponible y funcione de manera eficiente. Están obligados a marcar pautas de cuidados y prevención, pero no pueden obligar a los ciudadanos a que asuman una responsabilidad que le compete estrictamente a cada persona. 

Podemos comprender que tantos días de confinamiento provoquen aburrimiento, cansancio y el hartazgo del encierro. Ir al tianguis, salir a distraerse o desaburrirse puede traer peores consecuencias para uno, pero sobre todo para quienes han hecho un gran esfuerzo por más de 50 días, como para que unos pocos lo echen a perder. 

La Organización Panamericana de la Salud advierte que a la crisis sanitaria se suman factores como la pobreza y el trabajo informal, que dificultan el confinamiento y facilitan la expansión del virus a lugares en donde existían casos limitados. Con todo eso en contra como problema de más largo alcance, que sin duda debe ocupar a los gobiernos en el futuro inmediato, es importante destacar que, en la situación actual, se debe garantizar la desaceleración de la pandemia, pero ningún esfuerzo de médicos, enfermeras o autoridades será eficaz sin la cooperación, el esfuerzo y la corresponsabilidad personal, de las familias y de los pequeños núcleos en donde interactuamos. 

Hoy necesitamos redoblar esfuerzos, debemos cuidarnos mutuamente, no salir si no es estrictamente necesario y quienes deben salir, porque su trabajo es esencial, han de extremar los cuidados bajo el criterio de que la vida de todos debe importarnos y por ello es necesario tomar todas las precauciones y seguir los protocolos indicados por las autoridades sanitarias. Como ha pasado en Jalisco y en América Latina, “donde la situación mejora, la peor amenaza es la complacencia y suponer que ya no hay riesgos” (OMS 10/06/2020). 

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jl/I