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Informes sin cuentas

Llegó la época en que los diputados locales quieren dar sus informes del año para decirles a sus votantes todo lo que han hecho. Me imagino que serían horas de discurso. 

Lo más sorprendente es que en este tipo de actos siempre piensan en el evento magnánimo que tendrán que hacer para lucirse y poco en las cuentas que tienen que rendir. 

El virus del Covid-19 les rompió sus planes de grandes eventos o concentraciones para mostrar fuerzas a sus contrarios, y les agradecemos que así sea porque de esta forma los escucharán quienes en realidad quieran saber qué hicieron o sus simpatizantes. 

Los informes arrancaron en esta semana con Morena. La coordinadora parlamentaria Érika Pérez García dio su informe vía redes sociales y en pasillos legislativos se comentaba la sorpresa de hacerlo cuando ni siquiera la presidente de la mesa directiva, la priista Sofía García Mosqueda, lo ha hecho de manera oficial. 

Casi siempre, en estos informes se habla de las iniciativas que presentaron en conjunto o de manera individual, incluso de las que se aprobaron e hicieron mucho ruido en la sociedad por su innovación o por su beneficio. Pero si pudiéramos escuchar los informes de todos encontraríamos repeticiones; seguramente presumirían las mismas iniciativas que se aprobaron en el pleno porque todos aportaron con su voto. 

Los informes los habrá de todos los colores partidistas, nadie se excluirá, así que veremos desfilar a más legisladores de Morena, del PAN, de Movimiento Ciudadano, del Verde Ecologista, del PT y del PRD. Ninguno dejará pasar esta oportunidad de poder promocionar su imagen y difundirla donde pueda. 

El primero de noviembre entraron en funciones y éste es el segundo año de trabajo y curiosamente quienes no habían rendido informes, lo harán. Descubrieron sus beneficios, porque es el previo al proceso electoral y tienen aspiraciones políticas. 

La crítica comienza en que también deben transparentar lo que gastan precisamente en la promoción de su imagen como spots en radio, espectaculares, prensa y los que tengan más recursos hasta en televisión. 

Pero eso no lo hacen ni cuando se les requiere información sobre el tema. Los diputados guardan celosamente esa información que no quieren difundir, y que deberían anexar como un apartado de su informe. Cuánto gastan en promoción de imagen, en organizar el evento, en redes sociales, porque no sabemos si pagan de su propia bolsa o si alguien les hace el favor. 

Los informes son sin cuentas y muchas veces sin autocrítica; sólo hablan de lo que ellos quisieron y que la gente les aplauda, y pocas veces de lo que no han hecho o del por qué votaron en contra ciertos temas o de sus inasistencias. 

Deberían hacer informes completos y poner el ejemplo a los gobernantes en turno, si es que quieren gobernar. Poner el ejemplo en que sí pueden hacer las cosas bien. 

Y en ningún caso hemos visto que pidan retroalimentación de su trabajo, que les señalen lo que hicieron bien o hicieron mal, lo que les falló o faltó. Ni siquiera tienen estrategias claras y dinámicas para comunicar con infografías legibles, con números concisos para poder señalar si sus electores están de acuerdo o no con lo que hicieron. 

Falta mucho para una real rendición de cuentas voluntaria y profunda, ni siquiera porque los tiempos han cambiado y la tecnología puede ayudarles. Siguen llenando las calles de propaganda política y las redes sociales también. 

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jl/I