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Crímenes, mujeres y armas de fuego

El policía abrió la cajuela de su automóvil y espetó: 

-¡Órale! Escoge la que quieras. Barata. 

Sonrió. Su vehículo estaba en una calle de la zona metropolitana. En la cajuela, encima de una franela roja, sobresale una decena de armas largas y cortas. 

-Me la pagas en dos quincenas. 

-¿Cómo las conseguiste? 

-Oh, no preguntes. Agarra la que te guste. 

Policías son parte de la red que opera el mercado negro de la venta de armas de fuego. México es el sexto país con más armas en el mundo. Small Arms Survey estimó que 15 millones de armas están en circulación en el país, y otro estudio sugiere que podría haber habido hasta 24 millones en el periodo 1990-2013, cita la investigación Violencia de género con armas de fuego en México, dado a conocer la semana pasada. 

La violencia causada con armas de fuego ha generado grandes pérdidas humanas y sufrimiento en la vida de cientos de miles de mexicanas y mexicanos, anota el estudio. En cuanto a las mujeres, a principios de la década de 2000, tres de cada 10 murieron por impactos de armas de fuego; para 2010 el porcentaje subió a 54.3. La tendencia, a diferencia del caso de los hombres, indica que los homicidios perpetrados a balazos han ido aumentando paulatinamente desde 2014. Para 2019, casi seis de cada 10 mujeres fueron asesinadas así. La violencia también alcanza a la población LGBTIQ+. 

Uno de los patrones que destaca con claridad es el comportamiento de la tasa de asesinatos ocurridos por arma de fuego, tanto en hombres como en mujeres. De 2007 a 2019, la incidencia de este tipo de asesinatos ha registrado un incremento de 318 por ciento para los hombres, mientras que en el caso de las mujeres el incremento fue de 357, indica el reporte elaborado por EQUIS Justicia para las Mujeres; Intersecta Organización para la Igualdad; Data Cívica; y el Centro de Estudios Ecuménicos. 

El estudio recoge testimonios, como el de la feminista y activista de Guanajuato, Verónica,: “Hoy encuentras mujeres que dicen: ‘Es que no lo dejo porque él tiene un arma debajo de la cama, no lo dejo porque él anda trabajando para la maña y tiene armas en la casa, armas grandes’... entonces, por supuesto que ha incidido en el índice el acceso a las armas, es fácil apropiarse de una... y que porque me engañó o me dejó, fácil se les hace disparar... o pagas y alguien la va a asesinar en una moto y ahí la deja... Y claro que tienen que ver las armas, por supuesto; cuando matan de un golpe, pues gritan, quizá alguien se da cuenta, llaman... pero cuando tienen el acceso al arma, ya nada puede ser igual. Estoy totalmente de acuerdo que no puedas tener acceso a las armas... se dice que es legal el tener un arma, pero teniendo un arma tienes que dispararla, para eso la vas a tener, si la tienes guardada toda la vida, no es cierto; algún día la utilizas y a la mejor en un enojo, en un evento de violencia, pues tienes el acceso al arma en tu casa”. 

“Por supuesto que eso se tiene que regular. No ha cambiado de manera positiva, sino que ha incrementado de manera negativa y con una saña, porque aparte de que la matan a balazos también la lastiman, la ultrajan, la violan, la queman... y sí se ha incrementado. He escuchado muchos discursos, pero no hay voluntad política. Hay mucho desconocimiento del tema, faltan programas específicos integrales, mesas de trabajo, pero que involucren a quienes tienen el problema; programas reales, no de escritorio”. 

Una de las propuestas del estudio es, con la participación plena e informada de sobrevivientes, familiares de víctimas, activistas, académicas y organizaciones de la sociedad civil, diseñar políticas públicas efectivas de prevención de la violencia con armas hacia las mujeres y población LGBTIQ+. De una política pública con esa visión carece Jalisco. 

Twitter: @SergioRenedDios

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