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Marionetas políticas

Debido a que el siguiente año es electoral, las marionetas políticas se pusieron de moda desde arranque del año en diferentes niveles de gobierno.

En esta semana las hemos visto en el Ayuntamiento de Guadalajara, el Congreso del Estado, el Consejo de la Judicatura, en la Comisión Estatal de Derechos Humanos, en el gobierno del estado… en fin, en muchas dependencias donde lo único que hacen es lo que les indican sin detenerse a reflexionar si eso les toca hacer, si pueden hacerlo o si es conveniente desarrollarlo. Decidir sin tocar base parece que está prohibido.

Desde la butaca es lamentable observar sesiones de pleno del ayuntamiento tapatío y del Congreso local donde los asuntos importantes únicamente se discuten bajo disputas de grupos de poder para manifestar quién tiene el verbo más desarrollado, el tono más fuerte o el argumento más hiriente para destacar, para llamar la atención y para ganar la nota.

Antier hubo dos sesiones casi al mismo tiempo: la del Ayuntamiento de Guadalajara y la del Poder Legislativo, y en ambas la dinámica fue igual, la mayoría del grupo en el poder contra la minoría de oposición.

En ambos lados surgieron las marionetas políticas, ésas que son movidas por hilos desde otras sedes y otras personas buscando llevar el tema a su terreno para declarar la victoria.

En el caso del gobierno tapatío se hablaba sobre cómo recuperar los terrenos de proyecto inmobiliario de Iconia y castigarlos, y en el Congreso local sobre las convocatorias de cuatro magistrados del Supremo Tribunal de Justicia que están pendientes.

Ambos posicionamientos de los grupos de poder tenían razón en sus señalamientos con sus propios matices; sin embargo, siempre presentaron verdades a medias, maquilladas, que se adaptaban a su discurso de querer tener la razón, sin que en ningún momento lo hicieran buscando el consenso, el diálogo o el acercamiento. Y mucho sin pensar en quienes votaron por ellos, el ciudadano de a pie.

Los temas quedaron pendientes, y desde ahora auguramos que ganará quien tiene la mayoría, la que impondrá los votos que tiene o que puede sumar y la que llevará el análisis jurídico a su terreno; la que saldrá perdiendo será la ciudadanía porque nunca se velarán sus intereses, aunque así lo digan y pregonen, porque si esto fuera cierto desde hace tiempo esos grupos de poder hubieran actuando con anticipación. Siempre estará primero el interés político de grupo que el social.

Aquí no importa encontrar a responsables y castigarlos porque eso pudieron hacerlo desde hace tiempo y lo ignoraron; tampoco importa elegir a los mejores perfiles para los puestos porque siempre se busca poner a los cuates, si no, ya se hubieran modificado las leyes para garantizarlo.

Aquí lo que se trata es demostrar la fuerza, el poder, la estructura y el dolo, y los que no la tienen buscan evidenciar, poner piedras en el camino y entorpecer, una y otra vez, las declaraciones de triunfo.

Jamás habrá un ganar y ganar, siempre se juega el todo por el todo, y lamentablemente siempre los que tienen el poder, hasta el momento, lo han conseguido.

Ya se perdió un espacio público, ya se quedaron vacantes en el Poder Judicial por varios meses, ya se le acumuló el trabajo a los empleados de las instituciones donde no se han nombrado a sus funcionarios por conflictos políticos y a nadie le importa porque primero está el no ceder para no hacerlos quedar bien, y después la ley y al final, el ciudadano.

¿Cuándo despertará el colectivo?, ¿necesitará de las campañas para que lo empujen y le demuestren lo que debe incomodarle? ¿Cuándo comenzarán a contar lo que ven y oyen para luego reclamarlo? ¿Llevarán la cuenta o le apuestan a olvidar para vivir?

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jl/I