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Redes por la integridad

¿Alguna vez se ha preguntado por qué es tan difícil acabar con la impunidad en los casos de corrupción? ¿Se ha detenido a pensar en cuántas personas suelen estar involucradas, y en cuántos lugares distintos podrían estar ubicadas? ¿Tiene idea de lo compleja que puede ser la trama en la que se integran actos de corrupción que parecen mínimos?

Aunque en lo cotidiano la corrupción puede parecer un asunto relativamente pequeño, un acto en el que alguien accede a torcer las reglas del juego a favor de alguien más, a cambio de algún tipo de ganancia o favor, en realidad cada acto de corrupción es parte de un conjunto mucho más grande. Eso hace que las complicidades sean muchas, y por lo mismo sea tan alta la impunidad: son tantas las personas involucradas, que se protegen entre sí de muy diversas formas.

Es decir, los beneficios indebidos derivados de un acto de corrupción no se quedan en las dos, tres o más personas que participaron directamente en el acto, sino que esos beneficios son trasladados a su vez a otras personas, que probablemente lo trasladan a otras más. De hecho, la manera en que esos beneficios son repartidos y acumulados, a través de diversos mecanismos, dificulta señalar puntualmente el hecho de corrupción, y determinar quiénes se involucraron, lo que contribuye a la impunidad.

Por ejemplo, si un inspector municipal exige algo a cambio de permitir que un negocio opere es muy probable que no se quede con todo lo que haya recabado de todos los negocios a los que extorsionó, sino que una parte la deberá entregar a su supervisor, quien a su vez le entregará una parte de lo que recibe de todos los inspectores a alguien más arriba. Y quien va concentrando las “contribuciones” de los inspectores, seguramente invertirá ese dinero en negocios que le permitirán beneficiarse de ese dinero, y aparentar que es de origen legítimo. Y es probable que tenga que entregar una parte de esas ganancias a un funcionario que tiene la obligación de verificar ese origen, a cambio de que no le haga nada, y ese funcionario a su vez tendrá que entregar una parte a alguien más. Y así sucesivamente, hasta llegar a enormes sumas de dinero, repartidas en numerosos países.

Es claro, entonces, que documentar los casos de corrupción requiere de una gran inversión de esfuerzo, y por eso hay activistas anticorrupción, así como periodistas, que invierten muchos años realizando esa labor tan meritoria. Sin embargo, precisamente por lo enorme de los intereses en juego, es algo sumamente riesgoso, y como resultado han asesinado a muchas personas que se dedicaban a hacerlo.

Precisamente por eso, desde varias instancias internacionales, se está proponiendo la creación de redes por la integridad, que permitan documentar y denunciar los casos de corrupción, pero mediante trabajo en equipo, incluso internacional, para que disminuya el riesgo de sufrir ataques, y aumente la probabilidad de que los actos de corrupción denunciados sean sancionados, y el daño que causan, reparado.

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