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SIAPA
Monseñor
Quienes han tenido la experiencia de patinar sobre hielo delgado, en un río o lago, cuentan que es una experiencia muy difícil de describir. Provoca una descarga de adrenalina, debido a que se siente el hielo quebrándose bajo los pies, por lo que es necesario mantener un ritmo muy acelerado de patinaje para no terminar sumergiéndose en agua helada, así que no hay tiempo para detenerse a contemplar nada, solo se puede seguir adelante.
Me parece que algo así está experimentando el bloque oficialista, pues tan pronto echaron a andar la reforma constitucional del Poder Judicial se dieron cuenta de que había muchos factores que no tomaron en cuenta, y que eso puede echar abajo su pretendida reforma, y quién sabe qué miedos les despierte esa posibilidad.
Probablemente saben que se ausentaron integrantes de su bancada en la Cámara de Diputados cuando se aprobó la reforma, y otras personas votaron en su lugar, y por eso se niegan a acatar las resoluciones judiciales que les ordenan hacer una pausa, hasta que se revisen ese y otros puntos del proceso legislativo. También saben que no leyeron lo que aprobaron, por eso dejaron cabos sueltos, que tuvieron que enmendar.
Por eso ahora están tratando de “blindar” las reformas constitucionales en contra de una revisión por parte de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Saben que, a pesar de sus declaraciones altisonantes en contra, la Corte tiene facultades para hacerlo, y hasta para invalidar la reforma judicial, si hay evidencias suficientes de que no se cumplió adecuadamente con el proceso legislativo, o si resulta que su contenido es adverso a la garantía de algún derecho humano, como lo es el de acceso a la justicia.
Su propio intento de evitar de manera retroactiva que se revise la reforma judicial deja en claro que sí es posible hacerlo.
Está quedando claro, también, que no saben legislar, y que no saben argumentar, por eso no quieren dar tiempo a que se sigan examinando sus decisiones. Pero la prisa es mala consejera.
Si no hubieran tenido tanta prisa en quedar bien con alguien habrían tenido oportunidad de revisar a fondo qué está pasando con nuestro sistema de justicia, y habrían podido elaborar un diagnóstico profundo, para atender de manera puntual y efectiva los problemas que tenemos en ese tema, y se habrían ganado el respeto de la población, hasta de quienes no son sus simpatizantes.
Legislar sin una visión clara, apresurados por cumplir agendas políticas, es tan arriesgado como patinar sobre hielo delgado. Cada paso en falso aumenta el riesgo de que todo se derrumbe, no solo para quienes impulsan estas reformas, sino para el país entero, porque está en juego el acceso a la justicia. Al evitar la crítica y acelerar procesos, el oficialismo pone en juego la confianza pública en sus decisiones. La verdadera transformación no viene de reformas apresuradas, sino de un análisis profundo y responsable. Y el tiempo que están evitando ahora, tarde o temprano, les y nos pasará factura.
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X: @albayardo
GR